Hipotiroidismo y ayuno: ¿cómo afecta la restricción calórica a la glándula tiroides?

Aunque puede considerarse una práctica para mejorar algunos aspectos de la salud, es importante considerar su efecto en nuestro organismo. ¿Qué impacto tiene este comportamiento en la glándula encargada de regular la energía en nuestro cuerpo?

La glándula tiroides, ubicada en la parte anterior del cuello, regula la homeostasis energética de nuestro cuerpo, determinando cómo se consume la energía en nuestros tejidos (Foto: Gettyimages)La glándula tiroides, ubicada en la parte anterior del cuello, regula la homeostasis energética de nuestro cuerpo, determinando cómo se consume la energía en nuestros tejidos (Foto: Gettyimages)

El glándula tiroides Pertenece a sistema endocrino y está situado justo en la parte anterior del cuello. Se encarga de regular la homeostasis energética de nuestro organismo. Es decir, su función principal (aunque no la única) regular la cantidad de energía consumida por nuestros tejidos, en función de la proporción de energía que ingresa con la dieta. La forma en que mi cuerpo gestiona la energía dependerá, pura y exclusivamente, de esta glándula y sus hormonas.

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En este sentido, una de las patologías endocrinológicas más frecuentes, sin duda, es disfunción del glándula tiroides y el hipotiroidismo. De manera sencilla, entre las causas más frecuentes de esta patología podemos encontrar:

– Predisposición genética: asociada también a otras enfermedades como diabetes tipo I, celiaquía, vitíligo y otras patologías autoinmunes.

– Medicamentos: fármacos como amiodarona, litio, interferón.

– Bajo consumo de yodo: zonas donde no se consume sal yodada.

La disfunción de la glándula tiroides y el hipotiroidismo son patologías endocrinológicas comunes, con causas que van desde la predisposición genética hasta la baja ingesta de yodo.La disfunción de la glándula tiroides y el hipotiroidismo son patologías endocrinológicas comunes, con causas que van desde la predisposición genética hasta la baja ingesta de yodo.

– Enfermedades que provocan estados proinflamatorios de bajo grado, como obesidad, diabetes tipo II, dislipidemia, entre otras.

– Ayunos prolongados: esto se está viendo con bastante frecuencia, dada la sobreabundancia de dietas restrictivas y ayunos de más de 12 horas, que no siempre son tan inocuos como parecen.

Qué pasa con la práctica de ayunos prolongados y la tiroides

Cuando evaluamos esta interacción, tenemos que tener en cuenta cómo la glándula gestiona la energía, precisamente cuando escasea.

Esto es algo que no podemos ignorar. Últimamente es habitual en la práctica clínica, sobre todo teniendo en cuenta el caudal de información que ha ido creciendo en los últimos años, que muchas dietas de moda se “militaricen” como una especie de solución final a la obesidad.

Los ayunos prolongados, promovidos por dietas restrictivas, están ganando popularidad, pero su impacto sobre la glándula tiroides es una preocupación creciente entre los profesionales de la salud.Los ayunos prolongados, promovidos por dietas restrictivas, están ganando popularidad, pero su impacto sobre la glándula tiroides es una preocupación creciente entre los profesionales de la salud.

Algo así como un novedoso “modus vivendi”, que va incluso más allá del límite de desacreditar la propia evidencia científica, con teorías conspirativas que funcionan como una especie de gancho para aquellas personas que han vivido gran parte de su vida “haciendo dieta”.

La necesidad de “parar de una vez por todas” los lleva a unirse al primer “colectivo” o “grupo de membresía” que promete el objetivo de peso deseado (NdeR: relativo al peso). Cuando, en realidad, es una más de las muchas maneras de retroceder. Es el peligro de dar marcha atrás y sufrir otro fracaso.

Lo cierto es que la glándula tiroides secreta hormona tiroidea, a partir de un estímulo que proviene de otra glándula del sistema nervioso central: la glándula pituitaria. Esto, a través de una hormona llamada tirotrofina (o TSH), indica a la tiroides la necesidad de sintetizar y liberar hormona tiroidea, incluidas T4 y T3.

La mayor concentración de T3, una hormona biológicamente activa, deriva de la conversión de T4. En definitiva, la T4 se transforma en T3 y esta será la hormona que ejercerá su actividad en los tejidos. Pero, después de todas estas interacciones y relaciones, ¿qué tiene que ver el ayuno?

La glándula tiroides responde a la falta de energía durante el ayuno ralentizando el gasto energético, una adaptación que puede provocar disfunción si se mantiene el ayuno.La glándula tiroides responde a la falta de energía durante el ayuno ralentizando el gasto energético, una adaptación que puede provocar disfunción si se mantiene el ayuno.

La tiroides regula la homeostasis energética de nuestro cuerpo. Es decir, la estabilidad de las funciones internas del organismo. Claramente, cuando entra en estado de ayuno, la glándula lo detecta inmediatamente. ¿Cómo? Ralentiza el gasto energético del organismo.

La T3, como decíamos, es una hormona biológicamente activa que deriva de la conversión de T4. Ahora, en estado de ayuno, la T4 aplica un mecanismo regulador y se transforma en una hormona espejo de la T3. En este caso toma el nombre de T3 Reverse. Dicho de otra manera, es una versión similar pero sin actividad biológica.

Qué significa todo esto? Durante el ayuno, la glándula frena la disminución de energía calórica. Este proceso fisiológico, de hecho, comienza a manifestarse aproximadamente después de 3 horas de ayuno, en niveles mínimos. Es decir que, en un principio, no afectan en absoluto al gasto energético basal. Al menos así era al principio.

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¿Cuál es el efecto del ayuno?

Al tratarse de un proceso fisiológico, el problema comienza cuando se sostienen estos ayunos prolongados. En esta situación, el organismo entra en un constante estado de ayuno-ahorro, con lo que este mecanismo se perpetúa en el tiempo.

Luego, es la misma glándula tiroides la que impulsa la adaptación de los tejidos a un “modo ahorro”, hasta finalmente entrar en disfunción y caer en baja energía. En este momento, algunos órganos (como el intestino, el corazón, los músculos, el cerebro y sus funciones cognitivas) comienzan a “desacelerarse”.

¿Cómo lo detectamos? Los síntomas que podemos empezar a sentir, por ejemplo, son: estreñimiento, cansancio persistente, intolerancia al frío, caída del cabello y piel seca. Pero eso no es todo, ya que incluso podemos empezar a sentirnos deprimidos sin una explicación clara.

Algo curioso a tener en cuenta es que, muchas veces, el hipotiroidismo se puede detectar mediante un sencillo laboratorio que no incluye el perfil tiroideo. Un ejemplo de esta situación se da cuando se registra la presencia de una alteración en el metabolismo del colesterol o de los triglicéridos.

Síntomas como estreñimiento, fatiga, intolerancia al frío y caída del cabello pueden ser indicativos de hipotiroidismo, una condición que refleja poca energía en el cuerpo.Síntomas como estreñimiento, fatiga, intolerancia al frío y caída del cabello pueden ser indicativos de hipotiroidismo, una condición que refleja poca energía en el cuerpo.

Incluso se puede identificar hipotiroidismo al identificar alteración de la glucosa en ayunas en pacientes jóvenes, sin una epidemiología clara, por lo que se busca descartar disfunción tiroidea. Mientras que, en otras ocasiones, suele detectarse tras repetidos abortos espontáneos.

¿Cuál sería el mejor curso de acción a seguir y qué sucede cuando tengo hipotiroidismo?

Ante un diagnóstico, hay una serie de preguntas que abarrotan la mente de los pacientes. Algunas son: ¿qué debo hacer? ¿Estoy condenado al sobrepeso? ¿Debo vivir con dislipidemia o estreñimiento o algún otro síntoma relacionado con esta enfermedad? Mi respuesta es clara: no.

El hipotiroidismo bien tratado debería eliminar todas estas alteraciones. Es cierto que, inicialmente, se pensó que era una causa fundamental del sobrepeso, pero es una razón indirecta de la obesidad; Ya que si mi cuerpo gasta menos acumularé una mayor cantidad de energía en forma de tejido adiposo. Es una mera cuestión matemática.

Además, es lógico que una persona que sufre algún “trastorno depresivo” secundario al hipotiroidismo, o que vive con fatiga crónica, acabe realizando menos actividad diaria. Por eso debemos aclarar que, en pacientes con obesidad, especialmente obesidad severa, existen niveles elevados de Tirotrofina. [TSH]aspecto que suele corregirse con la pérdida de peso y no necesariamente termina en hipotiroidismo.

El hipotiroidismo puede manifestarse de formas inesperadas, como alteraciones en el metabolismo del colesterol, alteración de la glucosa en ayunas o incluso abortos espontáneos repetidos. Foto: Franziska Gabbert/dpaEl hipotiroidismo puede manifestarse de formas inesperadas, como alteraciones en el metabolismo del colesterol, alteración de la glucosa en ayunas o incluso abortos espontáneos repetidos. Foto: Franziska Gabbert/dpa

¿Cómo aumentar el metabolismo?

Entonces, la siguiente pregunta es, sin duda, ¿qué tengo que hacer para “aumentar mi metabolismo”? Si se compensa el hipotiroidismo no seremos la excepción a la regla. Es decir, debemos actuar como cualquier persona eutiroidea. Y esta es la respuesta más sencilla de todas porque debemos comportarnos como cualquier otro individuo. Es decir:

– Mantener una buena alimentación para reducir la inflamación sistémica (dieta antiinflamatoria o mediterránea, por ejemplo).

– Incrementar la actividad física diaria: no sólo el ejercicio programado, sino todo tipo de actividad. Por ejemplo, evitar tiempos excesivos de silencio en la oficina, realizar pequeñas interrupciones en aquellos trabajos donde la actividad sea demasiado sedentaria, como el home-office.

– Elevar la tasa metabólica basal mediante ejercicio de musculación, o combinado con resistencia (un ejemplo es el entrenamiento concurrente).

Finalmente, es imperativo tener cuidado con la información que circula en las redes. Para ello, debemos tener muy claro que no existe un plan estratégico para todos. Los grupos de miembros nutricionales merecen al menos un poco de sospecha. Porque el flujo masivo de información, gracias a la conectividad, se viene produciendo desde hace décadas y la ingenuidad no debe ser la excusa.

¿Te imaginas a un cardiólogo tratando a todos sus pacientes con la misma medicación? ¿O un neumólogo que utiliza el mismo antibiótico para todas las enfermedades respiratorias? La respuesta es no. Tener dudas ante tanta información no es malo, pero practicar la fe en asuntos que están relacionados con la ciencia puede ser más que peligroso.

* Martín Carrizo, médico especialista en Nutrición (MN 123.838). Instagram: @dr.martincarri

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Source: pagasa.edu.vn

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