Acoso fiscalLa voracidad del Estado destruye la iniciativa. Si no bajamos los impuestos, el gasto público y simplificamos todos los regímenes fiscales, seguiremos matando la producción y el trabajo.

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Comienzo esta nota con una anécdota personal que ilustra la voracidad fiscal del Estado argentino en todos sus niveles. Guardaba en mi biblioteca unos 30 ejemplares del libro “Hiperinflación del 89”, escrito por mi padre y que me había sobrado de una edición de hacía unos años. Con el fin de difundir ideas y, al mismo tiempo, liberar parte de la estantería, decidí realizar una publicación online para venderlas.

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Luego de algunas ventas -no en vano, el tema sigue siendo interesante- recibí dos comunicaciones de la AFIP y de la AGIP CABA con un día de diferencia. En el primero me dijeron que mi situación fiscal respecto al pago del IVA podría cambiar. El segundo fue similar en tono. Me informaron que tenía que registrarme en el Impuesto sobre los Ingresos Brutos y que me empezarían a hacer los pagos. Esto era cierto, a pesar de que la venta de libros está exenta tanto del IVA como del Ingreso Bruto. Teniendo en cuenta lo difícil que es liberarse una vez que una persona comienza a ser retenida, aunque sea injustamente, decidí retirar la publicación, dejando todavía unos 10 ejemplares del libro en mi biblioteca.

Este y muchos otros ejemplos ilustran cómo el Estado destruye la iniciativa. Una Pyme tiene que organizar una estructura administrativa, pasar por la odisea de registrarse en estos y muchos otros impuestos nacionales y provinciales, y presentar permanentemente declaraciones juradas que tomen en cuenta los constantes cambios regulatorios. Por si este esfuerzo fuera poco, se realizan retenciones y pagos, generalmente en exceso, que generan créditos irrecuperables. Esta política fiscal resulta en trabajo improductivo y un aumento de tarifas que no está legislado, por lo tanto ilegal.

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Algo similar sucede con el impuestos municipales que debe pagarse únicamente a cambio de algún servicio. Esto no es así. A muchos se les paga a cambio de nada, como la tarifa de publicidad por mostrar el nombre del negocio, la guía de transporte de la hacienda (que se creó en la época de los allanamientos para proteger los arreos de ganado), o la que “caza” a todo lo que no esté expresamente gravado, como el “Impuesto por Servicios Municipales sobre la Actividad Comercial, Industrial y de Servicios” que grava a quien vende dentro de un municipio, aunque no tenga local u oficina.

Anímate, no todo son malas noticias. Recientemente hubo un fallo que obligó al municipio de Carlos Casares a devolver el canon por mantenimiento vial a un productor rural. Fue porque los vecinos tuvieron que mantener el camino por su propia cuenta para poder llevar la producción de leche al camino. Lo triste es que el juicio demandó nueve años durante los cuales el perjudicado tuvo que seguir pagando la cuota y también arreglando la vía. Ahora tendrá que ver cómo recupera lo pagado en exceso y el resto de los vecinos tendrán que realizar otro juicio, ojalá más corto, para recuperar lo que les cobró compulsiva e ilegalmente el municipio.

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Por último, también se acosa a las personas físicas aunque no tengan actividad comercial. Aunque más subrepticiamente desde Los impuestos están, en su mayor parte, ocultos en el precio final. Dos ejemplos: cuando una persona tiene la suerte de poder comprar un coche cero kilómetro, no siempre sabe que al mismo tiempo está pagando al Estado el equivalente a otro coche. Lo mismo ocurre con los billetes de avión. Con lo que pagas por un billete también podrías llevar a un huésped al viaje y te sobraría dinero para el hotel. Pero no, es el Estado el que se lleva ese dinero. En algo menor medida, pero también abusiva, ocurre lo mismo con cualquier bien o servicio, incluso el pan y la leche.

Esta larga letanía, que podría durar casi eternamente, muestra la urgencia de reducir el gasto público, los impuestos y simplificar todos los regímenes tributarios. Si no lo hacemos, seguiremos como hasta ahora, acabando con la producción y el trabajo y siendo cada día un país más pobre.

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Source: pagasa.edu.vn

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