Keenan Evans celebra una canasta con el Zalgiris (Euroliga)
Si él baloncesto es la religión en Lituania, es culpa, entre otras cosas, de la Zálgiris Kaunas. El equipo en el que el mejor jugador de la historia del país, Arvydas Sabonis, empezó a cimentar su leyenda sigue hoy muy vivo Euroliga. Con su antiguo nombre, lo ganó en 1999, y está invicto, de momento, en esta temporada 2023-2024. Con dos triunfos sobre dos posibles (79-82 ante el Virtus Bolonia y 79-74 ante el Estrella Roja de Belgrado), el Real Madrid pone a prueba este martes, en el WiZink Center, lo que posiblemente sea El último romántico de la mayor competición europea de baloncesto: en un deporte cada vez más globalizado, el producto nacional sigue siendo multitud en las filas verdes..
Una mirada a la plantilla no deja lugar a dudas. Lukas Lekavicius, Dovydas Giedraitis, Tomas Dimsa, Dovydas Butka, Arnas Butkevicius, Edgaras Ulanovas, Laurynas Birutis y Danielius Lavrinovicius son lituanos. Los cinco jugadores restantes del Zalgiris son extranjeros, y con ellos se podría formar un quinteto: Keenan Evans, Naz Mitrou-Long, Rolands Smits, Brady Manek y Kevarrius Hayes. En comparación con su rival más inmediato, en las filas del Real Madrid hay siete españoles y 11 extranjeros.
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La dinámica de predominio extranjero se repite en toda la Euroliga. En el Barça sólo hay cinco españoles. En Valencia Basket, siete (y varios de ellos son jóvenes aún no consolidados). En el Maccabi la situación está más igualada: juegan seis israelíes y siete extranjeros. Si seguimos abajo en la tabla de clasificación aparece la Virtus Bolonia, con seis italianos. En el Estrella Roja de Belgrado juegan ocho serbios y seis de fuera del país, por lo que su caso es similar al del Zalgiris (aunque van 1-1). En cuanto a su vecino, el Partizán, el número de nativos se mantiene en siete, por lo que también ganan la partida al talento importado.
El Zalgirio Arena, abarrotado para animar a su equipo (Euroliga)
En el Panathinaikos hay ocho griegos y siete hombres que no tienen esa nacionalidad. En el Bayern de Múnich de Pablo Laso hay siete alemanes. En el Baskonia, sólo un español (dos si contamos a Joseba Querejeta, que no ha debutado). En el Fenerbahçe hay cinco representantes turcos. En el Olympiacos, los griegos son seis. La cuenta baja a cinco en lo que respecta a los italianos de Armani Milán. En Alba Berlín tenemos nueve alemanes. La duda ofende: ni un solo monegasco compite en Mónaco. En Efes tienen siete turcos. Y en el ASVEL hay empate: siete franceses, siete que no lo son.
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Keenan Evans, referencia en ataque
Cierto es que el más valorado de la actual versión del Zalgiris Kaunas es Ulanovas, local (16,5 créditos de media). Sin embargo, Todo indica que el hombre a tener en cuenta en las filas lituanas esta temporada europea es el estadounidense Keenan Evans. Alguien que, si respetamos al máximo su físico ahora, tendrá que seguir haciendo de las suyas en la Euroliga que nos espera.
Hablamos de su tercer máximo anotador hasta la fecha, con 16,5 puntos por partido y unos porcentajes que asustan: 50% en tiros de dos puntos, 55,6% en triples y 60% en tiros libres. La actuación de Evans destacó especialmente en Bolonia, donde anotó 25 puntos. Queda por ver si mantiene esa experiencia en Madrid, pero está claro que el base quiere compensar lo ocurrido en la campaña anterior.
Recién estrenado en 2023, y cuando cumplía una primera vuelta de la Euroliga realmente destacable, Evans se rompió el tendón de Aquiles.. No le quedó más remedio que decir adiós a la temporada, requiriendo un periodo de baja de entre seis y ocho meses. Cuando se lesionó, promediaba 15,9 puntos, 3,2 rebotes y 3,7 asistencias por partido, para un rating de 17,4. Lo hizo tan bien (fue MVP de la decimoquinta jornada europea) que el Zalgiris decidió renovarle en verano.
Keenan Evans intenta superar a Isaia Cordinier (Euroliga)
Evans, de 27 años y 1,91 metros de altura, juega en Europa desde 2019, tras su paso por la NCAA y la NBA Development League de Estados Unidos. Su primera gran experiencia continental tuvo lugar en el Maccabi (antes estuvo en el BC Igokea Aleksandrovac bosnio y en el Hapoel Haifa israelí), pero fue en Kaunas donde acabó definitivamente explotando en el concierto del baloncesto del Viejo Continente. Le toca confirmar si se podrá repetir la calidad que mostró en su primera temporada en tierras bálticas. E incluso mejorar. Un Madrid en estado de gracia hasta ahora será una buena prueba de fuego para el de Texas.
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