Una Argentina sin precedentesSoluciones para tiempos excepcionales

Una Argentina sin precedentesSoluciones para tiempos excepcionales

Una imagen del cierre de campaña de Javier Milei, antes de las elecciones primarias (Franco Fafasuli)Una imagen del cierre de campaña de Javier Milei, antes de las elecciones primarias (Franco Fafasuli)

El mundo entero está siendo testigo de un momento sin precedentes: grandes cambios en poco tiempo generan demandas cada vez más complejas que nos llevan a frustraciones profundas y sin precedentes. Hoy, Una persona puede acceder a más información desde un teléfono móvil en diez minutos de la que accedía una persona en toda su vida, hace 100 años.. Esta revolución, cada vez menos silenciosa, puso en jaque nuestra manera de relacionarnos y comunicarnos y derribó prejuicios: procesos que antes llevaban décadas, ahora duran años, y los que duraban años sólo duran unos meses. Abundan los ejemplos; cualquier candidato antisistema de esta época tiene mucho más del sistema que en los años 2000 y el monopolio de la indignación dejó de serlo, y ya no pertenece a un sector, sino que impregna toda la oferta electoral y cualquier principio de la política tradicional. El marketing se ve fuertemente desafiado por la realidad.

Fotografía de archivo de un fajo de billetes de dólares estadounidenses.  El Poder Ejecutivo no tiene entre sus competencias proponer un referéndum vinculante para dolarizar la economía EFE/ Rayner Peña RLe puede interesar: No se puede dolarizar mediante plebiscito

Este mismo cambio de estructuras fue el que en algún momento vaticinó que el capitalismo se iba a autodestruir, que en los años 2000 íbamos a transportarnos en autos voladores, que era el fin de las ideologías, que la política tal como la conocíamos estaba en extinción y que la automatización y los robots iban a generar una crisis de desempleo como nunca antes en la historia mundial. Ninguna de estas cosas, premeditadas y elaboradas con mucha antelación, sucedieron jamás. Si no al contrario.

Al mismo tiempo, no se pudieron anticipar los fenómenos que sí ocurrieron y cambiaron nuestra forma de vida; la pandemia de COVID 19, la guerra en Ucrania, la sequía y el avance de alternativas antisistema que pusieron en jaque a todos los encuestadores, no fueron previstos por ningún laboratorio político.

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Estos cambios vertiginosos, además de poner en riesgo la privacidad, abrieron debates históricos y plantearon a las personas un sinfín de demandas, cada vez más complejas y difíciles de resolver, que chocan entre sí, dando lugar a una puja constante entre distintos sectores, cada vez más politizados de lo que buscan. para ser representado. El resultado: Hay muchos problemas y faltan líderes capaces de solucionarlos..

Un botadero a cielo abierto en la provincia de Buenos Aires, con gente buscando entre los desechos (Foto: Franco Fafasuli)Un botadero a cielo abierto en la provincia de Buenos Aires, con gente buscando entre los desechos (Foto: Franco Fafasuli)

Estas nuevas demandas necesitan nuevas soluciones, que surgirán del mismo sistema. ¿Quién representa mejor estas demandas? y más importante; ¿Quién puede realizarlos? ¿Es necesariamente el que obtiene más votos? ¿Estarán dispuestos los candidatos a la presidencia a debatir el avance de la inteligencia artificial y si es necesario o no regularla? ¿La sociedad acompañará estos debates disruptivos? ¿Sabrán integrar el fenómeno de las criptomonedas a la economía doméstica? Estas preguntas que el primer mundo ya empezó a plantearse parecen lejanas en una Argentina que se debate el próximo semestre.

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¿Cómo se afronta este cambio de paradigma en otros países? En Francia, el presidente Emanuel Macron Creó el Equipo Rojo, un gabinete paralelo formado por miembros del ejército y prestigiosos autores de ciencia ficción que, junto a expertos en tecnología, tienen la tarea de imaginar, como en sus producciones, hipotéticos escenarios de conflicto y analizar posibles soluciones.

Terrorismo, crimen organizado, desinformación, ataques nucleares, o cualquier otro tipo de amenaza y así prepararse para situaciones que hoy parecen lejanas. ¿El reto? “poner nervioso el ejercicio”, como dicen, a través de debates altamente disruptivos. Algo que, a priori, parece muy difícil en nuestro país cuando el debate más innovador de los últimos años fue la legalización del aborto.

Producto de nuestras frustraciones, Los argentinos cada vez están más informados, más exigentes y al mismo tiempo, más decepcionados con nuestro liderazgo. Por lo tanto, para reducir esta brecha, es más necesario que nunca un nuevo liderazgo; moderno, que concilie la política con el pueblo y abandone la vieja idea paternalista, muy ligada al peronismo donde el líder es casi un enviado de Dios a la tierra en el que depositamos todas nuestras expectativas y vamos hacia un liderazgo más horizontal, que involucre a la sociedad y sea tan falible como cualquier ser humano. Las principales potencias del mundo van en esa dirección; Con matices, demócratas y republicanos presentan a su nuevo grupo de líderes en Estados Unidos de cara a las próximas elecciones presidenciales, y en Europa los parlamentos tienen un aire cada vez más jovial y disruptivo, lo que les permite diferenciarse de fracasos pasados ​​y afrontar campañas decididas.

A cuarenta años de democracia, Argentina también es parte de este fin de era sin precedentes: la sobrepolitización de gran parte de la sociedad y la crisis de los dos principales partidos políticos que gobernaron Argentina últimos años, provocan el surgimiento y la muerte de nuevos partidos políticos en cuestión de pocos años, la izquierda y la derecha luchan contra las mismas consignas de rebelión contra el sistema (o las castas), el ausentismo crece elección tras elección, las encuestas no No dejar de cometer errores y bajar la edad de participación en las elecciones, como nunca antes. Y entonces, Mientras el mundo avanza con discusiones de vanguardia, en Argentina seguimos discutiendo planes socialesla edad de inimputabilidad o si la emisión monetaria genera o no inflación.

Nos debemos un nuevo tipo de liderazgo; que logre orientar la sociedad hacia la Argentina del mañana y reducir la distancia entre la Argentina que somos y la que podemos ser. Un líder menos ideológico que esté a la altura de los debates que la sociedad está teniendo hoy (y los que vendrán), que tenga el coraje de poner sobre la mesa debates disruptivos, entendiendo que de estos debates surgirán las respuestas que la gente espera, que dejen de discutir. el pasado y encontrar, en lugar de parches, soluciones inéditas para una Argentina sin precedentes.

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Source: pagasa.edu.vn

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