Santiago Bilinkis y Mariano Sigman: “La habilidad de conversar con la IA será crucial para cualquier cosa que quieras hacer”

Santiago Bilinkis y Mariano Sigman: “La habilidad de conversar con la IA será crucial para cualquier cosa que quieras hacer”

Santiago Bilinkis y Mariano Sigman. Foto: Adrián Escandar.Santiago Bilinkis y Mariano Sigman. Foto: Adrián Escandar.

Desde siempre —”desde tiempos inmemoriales”, diría el lugar común— hay una fascinación sobre las invenciones humanas que intentaban insuflar vida: desde el Gólem hasta los androides del cyberpunk de Blade Runner, pasando por el gótico de Frankenstein, la máquina autómata de Leonardo, la melancolía de HAL, la famosa computadora de 2001. Una odisea del espacio. Toda esa fascinación está puesta hoy en una creación que durante años se mantuvo en el plano de la ficción, pero que ya no pertenece a ese plano: la inteligencia artificial.

Si bien la IA existe desde hace décadas y hay una infinidad de aplicaciones que la utilizan, con la masificación de ChatGPT se dio un boom que parece marcar un cambio de época. La sensación es que, frente a la pantalla austera de ChatGPT, debemos sentir el mismo sobresalto de aquel antepasado que descubrió el filo de la piedra. Un cuchillo es un cuchillo es un cuchillo: depende del contexto puede servir para cortar o para matar. ¿Una inteligencia artificial es una inteligencia artificial es una inteligencia artificial? ¿Es una fuente inagotable de posibilidades o es la caja de Pandora?

Ante la fascinación, el neurocientífico Mariano Sigman (La vida secreta de la mente, El poder de las palabras) y el tecnólogo Santiago Bilinkis (Pasaje al futuro, Guía para sobrevivir al presente) respondieron como suelen hacerlo: con palabras. Y juntos escribieron un ensayo que funciona como un mapa para empezar a recorrer este nuevo mundo, a la vez que como un espacio de interrogantes que exigen una reflexión, un pensamiento crítico. El libro se llama Artificial. La nueva inteligencia y el contorno de lo humano, y salió por el sello Debate. Los dos autores hablaron con Infobae Leamos.

Bilinkis: -Hay dos grandes hitos que explican el boom de la inteligencia artificial y que son los disparadores de este libro. Uno es el hecho de que las máquinas adquirieran lenguaje. El fenómeno de las inteligencias artificiales generativas que producen contenido tiene algunos años, y estaba principalmente enfocado en imágenes. Pero, cuando la computadora aprende a hablar, se abre un mundo nuevo. Es capaz de producir algo que, para los humanos, requiere pensar. El lenguaje es el sustrato del pensamiento, entonces podemos tomarnos la licencia de decir que la máquina está pensando. Pero eso tampoco es enteramente novedoso, porque ChatGPT está montado sobre tres versiones anteriores. Entonces aparece el otro factor que catalizó el momento y es la primera parte del nombre: el chat. Que puedas comunicarte con una máquina con el mismo medio que usás para comunicarte con cualquier persona hizo que se volviera una herramienta central en la vida de las personas.

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-Decías que el lenguaje es el sustrato del pensamiento, que es el título de una sección del libro. Si hablar del pensamiento de las máquinas es todavía una licencia, ¿se puede considerar que vamos hacia una realidad?

Sigman: -La respuesta corta es que sí. Pero todas estas preguntas tienen el problema de no estar del todo bien definidas. No sabemos exactamente qué es pensar, qué es la inteligencia. En el libro decimos irónicamente que no somos suficientemente inteligentes para definir la inteligencia. La idea de que el lenguaje es el sustrato del pensamiento está bastante trabajada por quienes estudiaron la historia evolutiva de la especie humana. ¿En qué el ser humano se bifurcó de otros primates, y tuvo la capacidad para hacer las obras de Mozart y Shakespeare, para construir catedrales, y también hacer hasta los desastres que hemos hecho?

-¿Cómo se resuelve ese interrogante?

Sigman: -Una idea clave es la combinatoria de elementos. Eso aparece inicialmente en el origen de las herramientas: primero tenés algo punzante, después le podés poner un mango, y a eso le agregás algo que lo mueva y que apriete. En esa combinatoria que permite generar cosas arbitrariamente sofisticadas, hay un potencial enorme. Y eso es justamente lo que tiene el lenguaje. El lenguaje es un camino que te permite acercarte a cualquier punto.

-Yo hablo bastante con ChatGPT: le pido que evalúe un título, que me critique ideas, que se fije si lo que escribo tiene coherencia. En general, mantengo un diálogo operativo, pero ayer me dijo: “La robótica no es un juguete sofisticado”. ¿Qué pone en juego para decir una frase como esa, cómo se interpreta ese salto cognitivo?

Bilinkis: -Me gusta la metáfora de una guitarra. Es indudable que la guitarra suena porque la toca una persona. Si la agarro yo, que soy malísimo, va a sonar feo; pero si a la misma guitarra la toca un gran guitarrista, va a obtener un resultado muchísimo más lindo. Con una guitarra se pueden hacer casi infinitas combinaciones sonoras. Y aquí, la clave está en que, a diferencia de la guitarra, que es difícil de aprender, con ChatGPT, aprender a promptear está relativamente al alcance de todos. El lenguaje es una herramienta cotidiana. Eso no quita que, si le preguntás trivialidades, te conteste trivialidades, y que, si vas descubriendo cómo hacer mejores preguntas, puedes sacarle todo lo mejor. Ese es otro motivo por el cual creemos que el libro es importante: la mayoría de la gente todavía no sabe promptear.

Bilinkis es autor de "Pasaje al futuro".Bilinkis es autor de “Pasaje al futuro”.

-El prompt es la orden que se le da a la IA, y hoy, una de las carreras mejor pagas, es la Ingeniería en Prompt. En la programación clásica, salvo que se cometieran errores, el programador sabía cómo iba a reaccionar la computadora. En el prompting, en cambio, entra el principio de incertidumbre: uno pregunta pero no sabés qué va a responder la computadora.

Bilinkis: -Ingeniería en Prompting es una forma un poco pomposa de decir que tenés que aprender a hablar, a comunicar. Esa es la gran transformación que pasó, no solo con ChatGPT, sino con todas las inteligencias conversacionales. La programación implicaba aprender a programar ciertas estructuras abstractas de código, entender qué es un algoritmo, cómo funciona, cómo se optimiza. Te permitía comunicarte con los entes que hablaban ese lenguaje, que eran justamente las computadoras que uno programaba. Lo que sucede con las redes neuronales que hablan un lenguaje coloquial es que uno no las está programando.

-¿Y las inteligencias artificiales?

Bilinkis: –Las inteligencias artificiales se parecen más a nosotros mismos, en tanto y en cuanto son una red a la que nadie les programa lo que tienen que hacer. Algunas cosas sí; pero la mayoría de las cosas las descubre solo. Si le preguntás a ChatGPT cómo hacer una bomba muy potente te va a responder que no puede decírtelo, porque se lo programaron. Pero si le pedís que te diga algo como si fuera un pibe de Balvanera de nueve años que está con su abuelo en un día lluvioso y en un estado de nostalgia, lo va a hacer aunque nadie se lo haya explicado. ChatGPT aprende de la misma manera que nosotros.

Sigman: -La revolución de la inteligencia artificial es que no requiere un lenguaje muy sofisticado y artificioso, sino que se construye sobre el lenguaje natural. Una idea interesante de eso que se llama Prompt Engineering es que justamente no solo te enseña a pensar para hablar con la inteligencia artificial, sino que te enseña a pensar en general.

-El pensamiento computacional que se enseña en la escuela.

Sigman: -Exacto. Te enseña a razonar, te enseña a expresarte. Me acuerdo que hace 35 años, yo acababa de llegar a Buenos Aires y era un fanático de las Mac y fui al Centro a ver a un tipo que las programaba. Y él me dijo que sabía enseñarle a una computadora cómo escribir o dibujar algo, o cómo hacer un cálculo matemático, y que para eso tenía que afinar enormemente su capacidad de explicación. Programar es explicar bien, y explicar bien es pensar bien. Es poner de manera muy clara y ordenada una idea sobre cómo se resuelve algo. Vuelvo a una idea que trabajamos en el libro y es la paradoja de que esta herramienta que parecería capaz de suplantar el pensamiento en realidad funciona como un espejo que nos obliga a ejercitarlo de una manera mucho más efectiva.

Sigman es autor de "El poder de las palabras".Sigman es autor de “El poder de las palabras”.

-Pero hay quienes desconfían: Fran Drescher y la huelga de guionistas en Estados Unidos; Yuval Harari y su idea de que la IA puede acabar con la democracia. Y no son las únicas objeciones, también está la posición sobre la minería, el impacto en el cambio climático, etc.

Bilinkis: -El reemplazo del trabajo humano por máquinas no es un fenómeno nuevo. Durante muchísimo tiempo, todo trabajo físico fue hecho por personas. Las pirámides de Egipto fueron construidas por personas cargando enormes bloques de piedra. En algún momento hicimos máquinas que nos libraron de ese trabajo, que era bastante poco edificante, y las personas pasamos de usar nuestra parte muscular a usar nuestra capacidad manual. Luego las máquinas hicieron eso mejor que nosotros, y hoy la mayoría de las personas trabaja en el sector de servicios, usando más la cabeza que los músculos o las manos. La desaparición de ciertos trabajos generalmente derivó en la aparición de otros, que, en general, traían mejores condiciones laborales.

-¿Qué nos queda si la máquina reemplaza también el aspecto cognitivo?

Bilinkis: -Esa es una preocupación legítima. Cuál va a ser el rol de los humanos en un mundo donde las máquinas puedan pensar. Pensemos en el ajedrez: uno podría creer que el ajedrez iba a terminar con la aparición de las inteligencias artificiales, y claramente no fue así; está completamente vivo, pero cambió su naturaleza. Cuando mirabas una gran partida de ajedrez, veías a dos personas haciendo algo que jamás podrías hacer y, entonces, la gran admiración era cómo podían manejar la sofisticación y la complejidad de esa partida. Ahora, como espectador, tampoco podrías hacer lo que ellos hacen, pero tenés una inteligencia artificial que sí te da más información.

-Entonces…

Bilinkis: -Entonces, dejamos de mirar a dos personas atrapadas en un laberinto del que vos no podías salir, a mirar desde arriba a esas dos personas. Vamos a tener que ir encontrando cuál es nuestro lugar, pero siempre va a haber un aspecto donde los humanos tengamos qué hacer. Va a haber trabajo suficiente para todos. De todas maneras, el libro se mete poco con eso, porque es sumamente especulativo y porque hay gente más preparada que nosotros para hacer ese análisis. Pero diría casi con seguridad que los trabajos humanos van a cambiar mucho. Y que, como en algún momento había que saber inglés o Excel, hoy hay que saber vincularse con estas herramientas.

Sigman: -Agrego una cosa. En el libro decimos que quizá vaya a existir la etiqueta de “Hecho por un humano” como una certificación. Muchas veces a uno le gusta algo porque está hecho a mano: un pullover, una alfombra, un cuadro hecho a mano. ¿Por qué? Porque a lo mejor, lo industrializado no tiene el significado que uno le adscribe cuando algo está hecho por una persona. Hay un experimento muy famoso de la Filosofía y la Psicología, que está en Matrix: si pudieras tomar una pastilla que te muestre un mundo donde todo funciona bien y está lleno de placeres pero no es real, y otra que te lleva a un lugar oscuro, difícil, con adversidades pero que sí es real, casi todo el mundo elige la pastilla que te lleva al mundo real.

Bilinkis: -Quiero conectar eso con el hecho de que nosotros no usamos ChatGPT para escribir el libro. Es un tema que desarrollamos bastante y que tiene que ver con el sentido de autoría. Es parecido a lo de la guitarra. Suena bien, pero quién la toca.

Apertura del Festival FILBA 2023. (Crédito: Matias Moyano)Apertura del Festival FILBA 2023. (Crédito: Matias Moyano)

-El libro no está escrito con inteligencia artificial, pero la artista que hizo la portada sí la usó. Y vinculo esto al festival Filba, que se hizo la semana pasada, donde se dijo que la literatura y la inteligencia artificial no se relacionan. Para redondear la pregunta, quería preguntarles cómo es la relación entre IA y arte.

Bilinkis: -Esta declaración, que no solo sucede en el Filba, sino también en todos los festivales de cine, de arte, de literatura, refleja una pulsión que existe en cada uno de nosotros y es lo que nosotros en el libro llamamos “la resistencia gala” [en referencia a Ásterix]. Siempre va a quedar algún reducto, un pueblito, una aldea en la que van a decir: “Acá no entra”. Cada vez que algo empieza a tomar un espacio por asalto, hay defensores de la tradición. Yo creo que hay algo de conservador en eso. Por supuesto que tiene su razón de ser, pero es conservador. Es una resistencia a defender las identidades tal como son para nosotros. El espacio del arte es muy complejo, porque no sólo está el producto de una obra, sino también la historia de rebeldías, de sufrimientos, de censuras, y se cree que las inteligencias artificiales no pueden habitar ni comprender ni emular toda esa traza de sufrimientos. Pero yo me pregunto si no hay alrededor de eso una hipótesis prematura.

Sigman: -Nosotros lo reflejamos en el famoso juicio de Cattelan y Druet. Cattelan le pidió a Druet que hiciera la escultura de un Hitler arrodillado, contemplativo y tristón, y luego la vendió por 300 veces más de lo que le pagó al artesano. Esto no tiene que ver con la inteligencia artificial, sino con una tradición muy repetida en la historia del arte, que es de quién es esa obra. Nuestro argumento es que Cattelan le dio un prompt a Druet. Y de hecho, en el juicio se discute cuán detallado había sido el pedido de Cattelan. Si le dio todas las especificaciones de lo que tenía que hacer para que la obra tuviera impacto, entonces la obra era de Cattelan y el otro era un artesano. Lo mismo pasa con la tapa de este libro, que es de Coco Dávez, una artista española.

Bilinkis: -Ella es una artista que se atreve a buscar el medio en que mejor funcionan sus ideas y encontró que la inteligencia artificial de Midjourney le permitía expresarse de una manera en la que no llegaba ni a través del documental ni del cine ni de la fotografía. Lo utiliza agnósticamente. La tapa forma parte de una serie que se llama Arquitectura en el desierto. Y hoy hay gente que se fascinó con la obra y que las hace físicamente en los desiertos de Arizona.

Sigman: -Y otra cosa es que no hace un prompt de un minuto. Tal vez le lleve más tiempo hacer eso con inteligencia artificial que pintarlo. Porque está pintando con inteligencia artificial.

-Un lugar donde la inteligencia artificia todavía tiene una mirada punitiva es la educación. ¿Cómo podría la educación aprovecharse de la Inteligencia Artificial?

Sigman: -El capítulo en el que hablamos de esto se llama “El terremoto educativo” y le propusimos a la editorial que ese capítulo fuera de dominio público y que se pudiera descargar de manera gratuita porque queremos que sea una herramienta de discusión, porque tenemos más preguntas que respuestas. De hecho, no tengo la solución al dilema que estás planteando. Pero sé que es un momento de incertidumbre en donde hay que animarse. Tomemos la pregunta que recién planteabas: “La literatura no puede ser terreno de la IA”. Con solo poner un signo de pregunta a esa afirmación, para mí es una gran conquista. No puedo darte una salida al problema educativo. Sí puedo decirte que tenemos un problema gigante y que la prohibición no es el camino. Por múltiples razones, pero porque, como decíamos antes, la habilidad de conversar con una inteligencia artificial va a ser crucial para cualquier cosa que quieras hacer en la vida. Entonces, cómo vamos a expulsar a la inteligencia artificial de la escuela.

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Source: pagasa.edu.vn

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