Era amiga de Lady Dy y se enamoró de un polista argentino: a 25 años de la tragedia de Susan Barrantes La historia de la mujer nacida en Reino Unido, que se casó con Héctor Barrantes y vino a vivir al interior de la provincia de Buenos Aires. Con el tiempo, su hija Sara se casó con el príncipe Andrés, segundo hijo de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo, y aunque se convirtió en madre de la duquesa de York, no le importó y siguió viviendo en nuestro país. con su gran amor hasta que la muerte los sorprendió a ambos

Era amiga de Lady Dy y se enamoró de un polista argentino: a 25 años de la tragedia de Susan Barrantes La historia de la mujer nacida en Reino Unido, que se casó con Héctor Barrantes y vino a vivir al interior de la provincia de Buenos Aires.  Con el tiempo, su hija Sara se casó con el príncipe Andrés, segundo hijo de la reina Isabel II y Felipe de Edimburgo, y aunque se convirtió en madre de la duquesa de York, no le importó y siguió viviendo en nuestro país.  con su gran amor hasta que la muerte los sorprendió a ambos

    Susan Barrantes vivía en un rancho en El Pucará, ubicado en Tres Lomas (internet) Susan Barrantes vivía en un rancho en El Pucará, ubicado en Tres Lomas (internet)

Meses antes de morir, durante una entrevista, casi había expresado su deseo más ferviente… Se podría decir su último deseo, reencontrarse algún día con la persona que fue el gran amor de su vida: “Si alguna vez le pasa algo Yo quiero enterrarme al lado de El Gordo”, dijo. Susan Barrantes (nacida Susan Mary Wright en Bramcote, Reino Unido9 de junio de 1937).

Crédito: Foto obligatoria de Tim Rooke/Shutterstock (461842u) SARAH FERGUSON LA DUQUESA DE YORK Y LA REINA ISABEL II PARTIDO INTERNACIONAL DE POLO CARTIER, SMITH'S LAWN POLO CLUB, WINDSOR, GRAN BRETAÑA - 25 DE JULIO DE 2004Le puede interesar: Sarah Ferguson: de la foto de escándalo a ser la leal nuera de Isabel II y heredera de los perros de la reina

“El Gordo” no era otro que Héctor Barrantes, amante y jugador de polo, deporte que conoció desde niño y comenzó a jugar desde su adolescencia en las canchas de Trenque Lauquen, ciudad que Susan había visitado aquel trágico 19 de septiembre de 1998. para compartir esa tarde de sábado con su contador Pucky Ribot en su casa, con quien la unía mucho más que una relación profesional, ya que era hija del antiguo administrador de Barrantes.

-No vayas a la ligera, sugirió Pucky con la armonía de una campesina.

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-Quédate tranquila, respondió Susan, la abrazó y le dio un beso.

Luego se subió a su Land Rover 420 con Rafael Barrantes, su sobrino, que la acompañaba, y pasaron por el centro de la ciudad para comprar algunas provisiones antes de partir hacia su rancho El Pucará, ubicado en tres colinas, a unos 70 kilómetros de allí. Eran poco más de las ocho de la noche…

    Lady Di, princesa de Gales y amiga de Susan Lady Di, princesa de Gales y amiga de Susan

Solía ​​llegar a la ciudad los viernes para pasar el fin de semana visitando a amigos y personas cercanas y queridas, y así compaginar su vida en el campo rodeada de paz y animales con otra vida algo más urbana pero también muy tranquila.

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Pero pasadas las nueve de la noche, tras abandonar la Ruta 5 y tomar la Ruta 23, ocurrió el fatal imprevisto. El comisario de Tres Lomas, Héctor Molinuevo, recibió en su radio una alerta sobre un choque frontal. El coche de Susan había chocado contra la Trafic del comisionado local José María Rodríguez. La parte delantera del camión quedó destrozada. El coche completamente destruido se había convertido en una interminable pila de hierro que impresionó a los bomberos y policías que acudieron a auxiliar al lugar.

La escena fue aterradora: Susan acabó decapitada como consecuencia de la violencia del impacto, a pesar de que llevaba puesto el cinturón de seguridad, aunque las primeras informaciones afirmaban lo contrario. Rodríguez tenía una fractura en la pierna derecha y Rafael Barrantes tenía un corte profundo en el pómulo izquierdo. Raúl Olivera, entonces director del Hospital Municipal Tres Lomas Recibió al lesionado y dio detalles: “Además de la lesión, el joven sufrió una conmoción cerebral. “El conductor de Trafic se rompió el tobillo”.

El doctor Guillermo Martín del número penal calificó el caso de “homicidio culposo” y ordenó que se realicen los exámenes correspondientes a estos casos, además de la autopsia a Susan Barrantes que fue practicada por el doctor Juan Furch ya a medianoche, mientras de la ruta trasladaron los vehículos hasta el cuartel de bomberos de Tres Lomas.

Boda del príncipe Andrés y Sarah Ferguson ((Crédito obligatorio: foto de Shutterstock))
Boda del príncipe Andrés y Sarah Ferguson ((Crédito obligatorio: foto de Shutterstock))

En Buenos Aires Martín Barrantes, padre de Rafael, herido en el accidente, recibió la sorprendente noticia. Inmediatamente se comunicó telefónicamente con Pucky Ribot, la persona con la que Susan había estado por última vez, quien jugó un papel fundamental durante toda la madrugada en el hospital esperando la llegada de Barrantes padre y haciendo los trámites correspondientes para que todo estuviera en orden. condiciones para efectos de poder llevar a cabo el funeral.

No fue todo. Además, tuvo que comunicarse para dar la triste noticia a las hijas de Susan, Jane, que se encontraba en ese momento en Australia, y Sarah en Italia, ambas fruto del matrimonio celebrado en 1956 con el teniente Ronald Fergusonquien también era un apasionado del polo, lo practicó con el Príncipe Felipe de Edimburgo, y a través de esa relación se convirtió en el maestro del Príncipe Carlos en ese deporte.

Respecto a su hija Sara, conviene hacer un aparte para resaltar que la joven acabó enamorándose y luego se casó con el príncipe Andrés, segundo hijo del reina isabel ii y de Felipe de Edimburgo. La Celestina de aquel romance no era otra que Lady Di, princesa de Gales y amiga de Susan, su madre, quien generó el encuentro inicial entre ellas. El 23 de julio de 1986 finalizó la boda en Londres, en la Abadía de Westminster. Así ambos recibieron de manos de la propia reina los títulos de duques de York, condes de Inverness y barones Killyleagh. La pareja finalmente se separó y los medios británicos culparon a Sarah de ciertos engaños.

Volviendo atrás, la relación entre Susan y su marido, Ronald Ferguson, que ya ocupaba el cargo de Mayor, parecía transcurrir con normalidad… Hasta que la llamada prensa del corazón descubrió que Ferguson le era infiel a Susan todo el tiempo, incluso cuando fue un embarazo que después terminé perdiendo. Ella vivió muy triste todo ese tiempo. Conoció Héctor Barrantes a finales de los años 60 en Sussex, pero fue sólo una presentación informal. Años más tarde se reencontraron en Deauville, torneo al que “El Gordo” había asistido con su esposa, Luisa James, quien luego falleció víctima de un accidente ocurrido en la Ruta 5, en la zona cercana a la localidad de Pehuajó junto a su esposo. en la rueda.

Susan Barrantes, nacida en Bramcote, Reino Unido, el 9 de junio de 1937Susan Barrantes, nacida en Bramcote, Reino Unido, el 9 de junio de 1937

Hacia finales de 1974, Susan y Héctor se volvieron a ver, ambos sin compromisos sentimentales. Ella aceptó felizmente la propuesta de Barrantes de venir a vivir al rancho. El Pucará en el Argentina y acabaron casándose en 1975. A sus hijas les costó entender la decisión de su madre de distanciarse de ellas, pero acabaron aceptándola.

En “El Pucará” la llamaban “Susie” y no había nadie que no hablara de su don de gentes y la respetara por su actitud siempre gentil y solidaria. Ella y “El Gordo” fueron completamente felices hasta que él comenzó a sufrir de cáncer linfático y falleció el 10 de agosto de 1990 a la edad de 51 años. Susan hizo todo lo posible para que sanara, incluso logró que lo internaran en un importante hospital de Nueva York. Senador de York para intentar mejorar su calidad de vida.

Desde la pérdida de Barrantes, nada ha sido igual para ella. Ella puso el rancho sobre sus hombros, pero administrarlo no fue fácil para ella en el negocio del pony de polo. Ambos soñaban con fundar un club de polo a la orilla del mar en Punta del Este, pero no fue así. Sus deudas la abrumaban, pero seguía luchando contra ellas. En homenaje a su marido, publicó un libro que llamó “Polo”, dedicado a él, sobre la historia del deporte en el mundo, con excelentes fotografías, una introducción al recordado Juan Carlos Harriot y prólogo del príncipe Carlos.

Estaba claro que las finanzas no estaban cerca de ella, pero no bajó los brazos en honor a su gran amor. Se vio obligada a hipotecar el campo y se resintió. Luego propuso regresar a su país con sus hijas y nietos pero no aceptó porque no quería darse por vencida. Prefirió que la visitaran en Argentina cuando pudieran, como lo hicieron en varias ocasiones.

La relación entre Susan y su marido, Ronald Ferguson, que ya ocupaba el cargo de Mayor, parecía transcurrir con normalidad... Hasta que se descubrió que Ferguson le era infiel todo el tiempo.La relación entre Susan y su marido, Ronald Ferguson, que ya ocupaba el cargo de Mayor, parecía transcurrir con normalidad… Hasta que se descubrió que Ferguson le era infiel todo el tiempo.

Le encantaba pasear con alpargatas y mimar a sus caballos y perros. “Persona cordial, buena y simpática”, así la recordaban sus vecinos. Fue tan querida y respetada que el Concejo Deliberante de Tres Lomas firmó una excepción para que fuera enterrada en la estancia El Pucará junto a su esposo, como era su deseo.

La mañana del lunes 21 de septiembre, Sarah pudo aterrizar en el aeropuerto de Salliquelló. Allí la estaba esperando Martín Barrantes padre, quien, consternado, se fundió con ella en un abrazo interminable. Jane, su hermana mayor, sólo pudo llegar por la tarde desde Australia. Cuando se encontraron no pararon de besarse, abrazarse y caminar por la habitación siempre tomados de la mano.

Cuando Sarah entró en la sala principal reunió a todos los presentes, familiares y trabajadores: “Ella los quería demasiado, por eso los convoqué”, resumió con la voz quebrada. No dijo nada más, inmediatamente se puso a escuchar Candel in the wind, la canción favorita de su madre y que Elton John supo dedicar a Lady Diana tras su fatídica muerte. Ella no pudo contenerse y comenzó a llorar de profunda angustia.

Los empleados estaban desconsolados, pero por momentos la recordaban a través de anécdotas amigables con la mejor sonrisa posible: “Sra. Susie siempre nos invitaba a su mesa y cuando recibía a mucha gente de alto nivel, si se aburría era ingeniosa: les inventaba cualquier cosa. Siempre fue un motivo válido para levantarse de la mesa, nunca volvió y vino con nosotros a comer asado y a contar historias campestres, amaba este pueblo y su gente. Se subía al Ford 63, cargaba a sus perros y salía a dar una vuelta por los caminos de tierra. “Ella una vez trajo a Banana Pueyrredón a cantar a beneficio del Hospital Salliquelló y siempre donó al albergue Ingeniero Thompson, era una mujer muy humanitaria”.

Tal era su amistad con Susana Giménez que la actriz y conductora llegó en avión privado al campo para despedirse acompañada del abogado Carlos Fontán Balestra. Sarah y Jane corrieron a abrazarla y lloraron juntas. Luego las hermanas se acercaron a la cruz en la que se podía leer una inscripción tallada que decía: “Héctor y Susie Barrantes. Juntos en paz con los árboles que plantaron. Te amamos. Jane y Sara”. Se miraron, derramaron sus últimas lágrimas y Sarah reflexionó tranquilamente sobre una pregunta dirigida a su hermana: “¿Cuánto tiempo hacía que no estábamos juntas las tres?”.

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Source: pagasa.edu.vn

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