El Valencia pasa por encima de un infame Atlético Simeone que sucumbió por su fragilidad defensiva y poca competencia en el centro del campo. Hugo Duro por partida doble y Javi Guerra sentenciaron a un Atlético de Madrid irreconocible

El Valencia pasa por encima de un infame Atlético Simeone que sucumbió por su fragilidad defensiva y poca competencia en el centro del campo.  Hugo Duro por partida doble y Javi Guerra sentenciaron a un Atlético de Madrid irreconocible

Los jugadores del Valencia celebran un gol ante la desesperación de los jugadores del Atlético (REUTERS). Los jugadores del Valencia celebran un gol ante la desesperación de los jugadores del Atlético (REUTERS).

El Atlético de Madrid no se presentó en Mestalla. Se juntaron en el inicio de temporada los dos intangibles que tantos partidos complicaron la temporada pasada: la falta de ideas e intensidad y el buen hacer del equipo rival. Una combinación de la que los rojiblancos no saben escapar cuando se produce. Valencia de Baraja, en el año del centenario de la muerte de Joaquín Sorolla, dibujó para el Atlético un paisaje dantesco sobre Mestalla. Hugo Duro por partida doble y Javi Guerra certificaron el triunfo ante un Atlético irreconocible que no supo revertir la situación.

Cuando aún quedaba media hora de partido, Simeone decidió sacar a Griezmann del terreno de juego. Una sustitución que bien puede entenderse como tirar la toalla y profundizar la banda blanca de la rendición. Su sustituto fue Giménez, defensa. En ese momento, faltando un cuarto de partido, Simeone ya gestionaba la derrota. “Cuando se pierde hay que saber aceptar la derrota.” El argentino no es partidario de tocar la corneta y llevarse el séptimo de caballería cuando el partido es prácticamente imposible de superar. No lo hace por tacañería, sino para evitar que el colapso de la mentalidad del equipo sea mayor. Así lo explica él mismo en sus libros y así lo traslada a la realidad.

El Atlético llevaba 19 días sin jugar un partido por la suspensión de su partido ante el Sevilla por condiciones meteorológicas, pero ni por esas se escapó a la DANA. La tormenta les azotó en Mestalla. Baraja ha sabido sacar virtud de la necesidad. La temporada pasada consiguió mantenerse a lomos de los juveniles y esta noche dormirá en puestos europeos gracias a ellos. El club luchará por la permanencia, como dice su presidente, pero en Mestalla miró fijamente a uno de los supuestos aspirantes al título. El Valencia ganó el partido porque quería ganarlo desde el principio.

Sergi Canós dejó constancia de ello. Superó a Azpilicueta, encarnó a Savic, que camina en tierra de nadie, y tocar involuntariamente el balón habilita a Duro. Sólo él tenía que decidir cómo derrotar a Oblak. Witsel, por si os preguntabais dónde estaba el otro central, estaba a dos metros de distancia. El primero en la delantera del Atlético que cuando ataca mal es porque defiende peor. Y en Mestalla ni uno ni otro tuvieron solución. El gol dio alas a un Valencia que había comenzado el partido asediando la portería de Oblak. Guerra y Pepelu lideraron el ataque, Sergi Canós atacó los espacios y Hugo Duro remató. El Valencia ya era dueño del partido y su rival era un perro flaco al que todo se le convertía en pulgas.

Lemar cayó tras un salto y no se levantó del terreno de juego hasta que apareció la camilla. Antes, los de Baraja ya habían dado su segundo golpe. Pepelu recuperó la posesión en su campo con una jugada magistral y cedió el balón a Fran Pérez, que volvió a asistir a Hugo Duro.

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Source: pagasa.edu.vn

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