El día que lloré en un concierto de Tini Stoessel

El día que lloré en un concierto de Tini Stoessel

La intérprete argentina Tini Stoessel La intérprete argentina Tini Stoessel

“Yo soy el maricón claro que es fan de Tini”suelta un asistente minutos antes de las 21.30, hora en la que el cantante argentino se presenta ante un WiZink Center entregado (y empaquetado). Tini Stoessel (Buenos Aires, 1997) es un terremoto musical capaz de reunir a diversos prototipos de asistentes: los más acérrimos de violeta (la telenovela que protagonizó etapa de niña de disney y que sigue muy presente entre el público), los seguidores de sus últimos éxitos (con los que ha querido dar una imagen más rebelde) y los que confluyen en ambos sentidos de su carrera.

Con numerosos cambios de look, con gafas de sol, sin ellas, con su micrófono rosa y su icónico piercing que muchas chicas replican en las gradas, ‘la triple T’ Emocionó a un público teñido del color del verano: el fucsia. Ya sea por Barbie o por reivindicar un espacio confiable para dicha gama cromática, Tini demostró en Madrid que separarse del pasado no sólo es un error, sino también una mala lectura de una carrera que ha construido a través de la televisión. No reniega de su adolescencia cuando todo el recinto corea “Violetta, Violetta”, así como no sacrifica su visión actual para complacer a quienes la siguen desde sus inicios.

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El concierto del cantante porteño se convierte, inesperadamente, en una sesión terapéutica. Todo empieza con la entrada de su amiga. Lola Índigoartista con el que realiza un dueto la niña de la escuela y una versión de El tonto en el que Tini se pone en la piel de Quevedo. Ambos se lanzan todo tipo de elogios y resaltan la armonía que existe entre ambos a pesar de las dificultades que la industria pone a los artistas.

Poco después llega la parte más emotiva del concierto: las baladas, el contacto cercano con el público y la cubrir de Corazón roto por Alejandro Sanz. Los párpados de Tini están cubiertos de brillo, pero sus ojos brillan mientras agradece a su equipo, a su familia, a los amigos que la acompañan y al público presente. Es prácticamente imposible no relacionar algunas de las frases que pronuncia con su reciente ruptura con el futbolista argentino. Rodrigo De Paul.

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“Es importante aprender a amarte a ti mismo porque, a veces, cuando te amas, te amas mal”., declara entre canciones y gritos salvajes. Durante varios minutos, Tini despliega su amplitud emocional para concientizar a la ciudadanía sobre la importancia de la salud mental y lo dañinos que son los comentarios que se publican en las redes sociales. Cómo las críticas injustificadas pueden traducirse en algo altamente negativo.

“Es difícil ver el lado positivo. [a la vida] cuando uno está triste, indica, pero “lo más importante es aceptar que no se puede todo”. Tini repite lo mismo que dijo en su concierto en Sevilla: “Vale la pena darse las oportunidades que sean necesarias para seguir adelante”. En el momento en que sus frases, que seguro copan todos los libros de mindfulness de las librerías de la ciudad, resuenan por los altavoces del WiZink Center de Madrid, noto que se me ponen los ojos vidriosos.

Pienso en el odio convertido en transacción social. En los mensajes negativos que alimentan nuestro desprecio y desesperación (tanto ajenos como propios, pero especialmente estos últimos). Al entrar al local pienso que no tengo nada en común con Tini: es exitosa, rica, talentosa, bella, delgada (a pesar de las críticas que, como toda mujer, recibe sobre su cuerpo, que se ha convertido en un bien de consumo). . Sin embargo, al escucharla hablar sobre el precio que la fama ha cobradoReflexiono sobre cómo la cabeza es capaz de reducir al ser humano a una visión errónea de sí mismo.

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Lo último que esperaba al asistir al concierto de la artista argentina era conmoverse con sus palabras, que fusionan entre reguetón, baile, frenesí femenino y un aura 100% badass. La realidad me puso ante un espejo en el que se comparten las inseguridades.

La recta final del espectáculo se convierte en un alarde de color y aciertos: muñecas (su colaboración con su contemporánea, La Joaqui), Mienteme (junto a María Becerra, también argentina), La triple T y Cupido, tema que da título a su último disco y que se ha convertido en uno de los temas más sonados en nuestro país. Tras agotar entradas en Madrid, y con el apoyo de un público absorto en su presencia, Tini demuestra que la humanidad y la cercanía son dos armas casi tan poderosas como las cuerdas vocales.

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Source: pagasa.edu.vn

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