Adrián Berra explora el universo de la canción desde los márgenes

Adrián Berra explora el universo de la canción desde los márgenes

Adrián Berra se presenta por primera vez en el Teatro Ópera (Foto: gentileza prensa AB)Adrián Berra se presenta por primera vez en el Teatro Ópera (Foto: gentileza prensa AB)

Hay algo de estilo nómade, en la manera de hacer música que elige y transita Adrián Berra. Un permanente estado de salida hacia nuevos lugares que apunta a recorrer caminos y sitios antes no explorados, como el que le tocará descubrir este sábado 9, cuando suba por vez primera al escenario del Teatro Ópera para presentar su álbum más reciente, Respirar bajo el agua.

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“Trabajo mucho con la imaginación y el deseo. Es muy normal que hables con gente de la ciudad que te cuenta que le gustaría irse, pero que después no lo hace. A mí, viajar me puso en contacto con lugares muy hermosos; y viajando me di cuenta de que me gusta quedarme en las afueras”, cuenta el cantautor.

Hay algo de ese “quedarse en las afueras” en la idea de Respirar bajo el agua, cuyo título es inevitable linkear con el de su trabajo anterior, Mundo debajo del mundo (2017), y por qué no también con el Mundo anfibio en el que Lisandro Aristimuño buceó años atrás. La idea de transcurrir la vida en dos planos. Al menos dos.

Adrián Berra y una invitación al público al show de este sábado en el Ópera

“Creo que me gusta la idea de Fito de ‘Al lado del camino’, la idea de lo que no se ve, lo que está detrás de lo que se ve. Me gusta mucho eso de poder ir descubriendo las cosas que no están expuestas. Entonces, cuando alguien descubre algo establece una relación muy hermosa con lo que descubre. Hay algo que me parece muy interesante de ese universo donde no es todo tan obvio”, explica Berra.

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Y completa: “Hay una canción de mi disco Mundo que dice ‘lo que no se nombra también existe, tiene su andar y en el silencio vive’. Uno siempre dice que hay que nombrar las cosas para visibilizarlas, pero que no las nombres no quiere decir que no existan. Hay algo de eso que me gusta, del universo más alternativo. Lo que está por abajo de lo que se ve. Conceptualmente me gusta y me atrae.”

Palabras como tesoros

Pienso entonces en este nuevo álbum de Berra, llegar al verso que le da título requiere haber pasado por varias canciones, hasta su aparición, cantada de modo amoroso una y otra vez hasta que se convierte en una suerte de breve mantra que corona la cascada de palabras que alimenta “Caminata”, el anteúltimo track del disco.

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En un tiempo de palabras lanzadas como dardos sobre plataformas mecanizadas, el artista nacido y criado en Villa Urquiza que hoy habita junto a su compañera, su hija de 9 y su pequeño de 3 una casa de barro en La Granja (localidad cordobesa de poco más de 3 mil habitantes a una hora de la capital provincial), apoya las suyas sobre melodías acompasadas como si acomodase pequeños tesoros sobre un suave paño.

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Ni más ni menos que lo que hizo cuando recorría sus 17 y las ordenó con igual delicadeza para formar “Un beso en la nariz”, una primera canción que grabó casi por descarte merced a la propuesta de su profesor de guitarra y que comenzó a circular entre amigos y casillas de correo electrónico hasta que llegó a Nito Mestre.

“Me llegó esta canción. Me gusta mucho, me gustaría grabarla en un disco”, dice que le dijo el medio Sui Generis.

Vida, fue el primer disco que me partió la cabeza, cuando tenía 9 años. Entonces, que Nito grabara la canción (lo grabó en Flores en Nashville de 2015), que hasta ese entonces era la única que había escrito, me dio una confianza zarpada y en mi familia en un lugar dejé de ser ‘mi hijo el que toca la guitarra’ para ser ‘el músico’”, recuerda Berra, que ahora convocó a Nito y a su profe para celebrar juntos los 20 años del tema sobre el escenario del Ópera. “Es como cerrar un círculo”, dice.

El encuentro será apenas una instantánea en una película que Berra anticipa que incluirá, además de las siete canciones de Respirar bajo el agua, un recorrido por su repertorio anterior con reversiones en formato solista y con banda. Unas 22 o 33 canciones elegidas pensando en lo que “el show necesita”.

Adrián Berra – “Impulso”

Camino al andar

Claro que entre aquel chico que exorcizó en aquellos versos el momento “choto” de un amigo y su propio dolor por una pérdida que lo enfrentó a la finitud y la fugacidad de las cosas, y el hombre que con su paternidad decidió que era tiempo de reestructurar su proyecto y volver a empezar, pasaron cosas.

Entre otras, pasaron tres discos construidos en base a canciones que abrevan en ritmos folclóricos latinoamericanos y generosas dosis de trova de fronteras saludablemente difusas: Mi casa no tiene paredes (2010), El funeral (2012) y Mundo debajo del mundo (2017), que llegó con la devaluación -otra- que le puso fin a un año y medio de residencia en el Uruguay y allanó el plan serrano que ahora atraviesa sin fecha de vencimiento.

—¿Cambió el objetivo de escribir canciones, a lo largo de este tiempo? ¿La profesionalización te impuso nuevas condiciones a la hora de hacerlo?

—Hasta ahora no pasó. Siempre trato de seguir el entusiasmo y, si no, trato de generármelo. Creo mucho en esta idea de inventarse los momentos de celebración. Si no hay nada para hacer, organizá vos la fiesta. De lo contrario, estamos siempre esperando. Entonces, siento que todo el tiempo voy inventando mis celebraciones.

Ahora presentamos el disco en el Opera; hace 10 meses que estoy preparando esta fecha que me inventé. Podría haber hecho otra cosa, ir más a lo seguro… Pero el desafío hace que esté entusiasmado. Aparte, es habitar un lugar nuevo en el que nunca toqué. Inventarme esos momentos está buenísimo y trato de respetármelos. Tengo el privilegio de trabajar lo que me gusta y el trabajo no ha faltado.

Muchas veces se convierte en un laburo, a veces hay conciertos mejores o peores, pero no he sacado discos que no quería; lo hice sólo porque tenía ganas de hacerlo. Mundo debajo del mundo es del ‘17 y éste del ‘23, y no tuve ningún rollo en esperar. En el medio fui papá, me mudé, me volví a mudar, pasó la pandemia, durante la cual hicimos una película…

"Siempre trato de seguir el entusiasmo y, si no, trato de generármelo", dice Adrián Berra (Foto: Matías Lagache)“Siempre trato de seguir el entusiasmo y, si no, trato de generármelo”, dice Adrián Berra (Foto: Matías Lagache)

Realidad y ficción, una sola cosa

Filmada en 2021, Viajes a Pequemonia es presentada en YouTube como “el resultado de un impulso creativo en épocas de encierro” y es descripta como “una película en la que los sueños de un trovador se entremezclan entre cuento y canto en una pequeña ceremonia alrededor del fuego”. Al fin de cuentas, una celebración inventada por su propio protagonista.

—¿Cuánto hay de verdad y cuánto de ficción en lo que contáis en la película?

—Hay un poco y un poco, porque son como pequeñas analogías. Hay una historia que dice que cuando estaba embarazada mi mamá, en Nicaragua yendo para no sé donde, tuvo contracciones y terminé naciendo en un barco. Eso no es verdad, pero también me pasó que en una canción conté que nací en Nicaragua y mucha gente me empezó a preguntar si era cierto.

—¿Y qué respondías?

—Al principio decía que no, y después empecé a decir que sí.

—O sea que no sabemos cuál es la respuesta correcta.

—¡Claro! Lo que digo de la analogía es que mi mamá me tuvo a mí el 27 de enero del ‘85. Ese día ocurrió una de las inundaciones más grandes que hubo en Buenos Aires en los últimos 50 años; entonces, mi vieja me contó que casi no llega al hospital. Estaba con el trabajo de parto en el auto, así que hay algo entre el auto, el agua y la posibilidad de nacer ahí.

Hay un documental de Bob Dylan que se llama No Direction Home (Martin Scorsese/2005), en el que cuenta un montón de cosas hablando a cámara y empieza diciendo: “Tengo un poco borrosos los recuerdos de cierta época”. Después, un amigo mío que es fanático de Dylan me dijo: “Sabés que todo esto que dice es mentira. Aparte, chamuya. No le dan los años…”

Eso me pareció una vuelta de tuerca increíble, para una biopic. Qué importa si es verdad. Lo que siento es que para los cantautores, que todo el tiempo están hablando de sí mismos, es como que da igual que lo sea o no. Es una especie de manera de ampliar la obra, también.

Adrián Berra interpreta con Clara Presta “Soy todo lo que recuerdo”, de Gabo Ferro en “Viajes a Pequemonia”, una película filmada en 2021 como homenaje a las fogatas y los trovadores.

—Tiene sentido. Pienso que si la gente asocia las canciones a la vida real de sus autores, tal vez después le resulte más difícil apropiarse de ellas.

-O te achica un poco el misterio. (Agarra una botella y la exhibe) “Botella”. Listo. Es una botella. Pero podría ser una pipa, también. Hay algo de eso. Siento que las definiciones achican un poco el imaginario del otro. Muchas veces pasa que te preguntan cosas muy parecidas y muy funcionales a las entrevistas. Entonces, en un momento dije: voy a empezar a decir cualquier cosa.

Y me gusta eso. Si dije algo en algún lado y otra cosa en otro… Me encanta esa idea. Es como seguir haciendo literatura en un ámbito que no es literario. La entrevista ocurre en un ámbito formal, del mundo real, y la canción es el universo de lo poético y lo fantástico. Entonces, estás contándole un cuento sin que se den cuenta. Es como llevar el universo fantástico al mundo real.

La patria es el cuerpo

La estrategia parece ir en línea con la idea de patria que subyace en “Patria”, uno de los temas de Respirar debajo del agua, que invita a una interpretación alternativa de un concepto que de tan usado perdió algo de su potencia nominal, que en el universo de Berra parece recuperarla desde una perspectiva libre de abusos.

“No tiene que ver con el nacionalismo. Una vez leí una frase, en un libro que hablaba un poco de que nuestro cuerpo es nuestro primer territorio, y que a partir de ahí uno construye. Me pareció muy importante, porque como que todas las cosas se juegan en el cuerpo. Todo repercute ahí. Y esa idea de que es tu territorio. Cada uno con su cuerpo hace lo que quiere. Es un lugar de pertenencia muy propio del individuo. Y es como partir de ahí: sentía que mi cuerpo era como mi primer territorio. Mi propia patria”, reflexiona el músico.

"Tengo el privilegio de trabajar lo que me gusta y el trabajo no ha faltado", dice Adrián Berra (Foto: Matías Lagache)“Tengo el privilegio de trabajar lo que me gusta y el trabajo no ha faltado”, dice Adrián Berra (Foto: Matías Lagache)

—Patria es un concepto que uno suele pensar colectivo, pero en tu caso asume una dimensión individual. ¿Cómo se equilibran ambas perspectivas?

—La canción tiene una frase que me gusta mucho que dice “ser mi propio asilo será un manifiesto”. Capaz que tiene que ver con esto.. Viste que a cada frase le podés dar una lectura y hasta incluso la contraria. Pero que hay algo que me gusta en esta idea de aprender a convivir con cierta soledad y que esté todo bien. Tratar de estar bien para después poder estar bien con otras personas, con el afuera. Como no necesitar a nadie.

No es una cuestión de individualismo sino una cuestión de no poner nada que es propio en el otro. Construir desde acá y desde todo lo que uno siente, que haga cuando uno se brinde a otra persona lo pueda hacer desde un lugar de no de necesidad, sino de elección. Como de compartirla. Pienso mucho en las relaciones, en esto de no depositar en el otro nada propio. Todo eso está en esa frase, para mí.

—En ese sentido, ¿cómo te condiciona el medioambiente? No hablo en términos ecológicos sino políticos. ¿La casa de barro en medio de la naturaleza y rodeado de música logra ponerte a salvo?

—Uno nunca está ajeno, porque la realidad te atraviesa día a día desde el supermercado y desde lo emocional. Porque no es lo mismo estar en un lugar en el que la gente está bien que estar en uno en el que la gente está mal.

—¿Qué lugar ocupa la música, en ese ecosistema?

-Hace un tiempito decidí cuidar donde pongo la energía, y desde algún lugar siento que la música es como una especie de refugio. Es imposible borrarse del mundo; ni siquiera creo que haya que hacerlo. Pero creo a veces que este disco, que tal vez no es tan literal en lo que dice o piensa, tiene que ver un poco con una sensación de autoprotección, para habitar otros lugares y tirarle una caricia a quienes lo escuchan.

Porque no solo el universo político argentino sino el del mundo es un delirio. Entonces, vamos a tirar un manto de amor al que escucha. Me gusta la idea de que el disco sea la construcción de un universo fantástico, poético y que quien lo escuche, en ese momento esté en ese universo. Me parece que en ese sentido la música tiene algo muy sanador. Es un abrazo.

* Adrián Berra presenta Respirar bajo el agua el sábadi 9 de septiembre a las 20 hs. en el Teatro Ópera Orbis (Av. Corrientes 860, C.A.B.A.)

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Source: pagasa.edu.vn

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