5Fue bicampeón con San Lorenzo, hizo historia en la Selección y protagonizó uno de los comerciales más recordados: la frase que se hizo eterna

5Fue bicampeón con San Lorenzo, hizo historia en la Selección y protagonizó uno de los comerciales más recordados: la frase que se hizo eterna

El Ratón Ayala durante su paso por la Selección, hoy en México, donde reside desde que dejó el fútbolEl Ratón Ayala durante su paso por la Selección, hoy en México, donde reside desde que dejó el fútbol

Fue un precursor, de esos que dejan huella, quizás sin proponérselo ni desearlo. El Ratón Rubén Ayala Fue un excelente delantero surgido de las Divisiones Inferiores del San Lorenzo, quien pronto deslumbró con sus goles, que lo catapultaron a la Selección y luego al fútbol europeo. Pero junto a sus conquistas, dos hechos lo hicieron trascender para ser reconocido y querido por el pueblo: su look de bigotes espesos y cabello largo, más un anuncio de zapatos deportivos, cuando pocos de sus compañeros se atrevían a hacerlo, que permaneció. para siempre en la memoria.

“Habíamos llegado a Buenos Aires para enfrentar la Atlético de Madrid a Independiente, para la final de la Copa Intercontinental. Estábamos en el mitin y vino a verme un empresario que no conocía. Se presentó, dijo que era dueño de la marca de calzado Interminable y quería que fuera la estrella de un comercial. Lo logramos, pero nunca pensé que tendría un impacto tan enorme, al punto que se le recuerda hasta el día de hoy, casi 50 años después”. El anuncio no estuvo mucho tiempo al aire, pero el final fue inolvidable y la frase final, un clásico para varias generaciones. El Ratón, luego de realizar algunas jugadas sobre el césped de River Plate, miró a cámara y con su voz suave, mientras inclinaba la cabeza, dijo cinco palabras que serían un eslogan por años: En Europa no se consiguen.

Vive fuera de Argentina desde hace 50 años. A mediados de 1973 protagonizó un doble traspaso que resultó resonante, no sólo porque en aquellos tiempos no era tan habitual, de futbolistas nacionales a Europa, sino por las cantidades. Junto a su compañero del Ciclón, Ramón Cacho Heredia, fueron adquiridos por el Atlético de Madrid por una suma elevada para la época: 300.000 dólares. A inicios de los años 80 concluyó su ciclo en el Atlético, donde es idolatrado hasta ahora y asumió el desafío de irse a otras latitudes. Llegó a México, tal vez sin saber que allí lo esperaba una tierra que lo recibió con los brazos abiertos, con pura cordialidad, la cual retribuyó con goles vistiendo las camisetas de Jalisco y Atlante, hasta que se retiró a los 34 años en 1984 y Comenzó la etapa como entrenador fue corta, en un país que adoptó como propio, donde actualmente vive e incluso ha adquirido un poco de esa característica melodía mexicana en su voz.

Su historia con el fútbol había comenzado en los años 60. Después de realizar la gira por las Inferiores, había llegado el momento del debut en Primera División, con los sueños a flor de piel. Lo habitual es que a un chico que llega le cueste ganarse un lugar, pero en este caso el desafío fue aún mayor, porque Ayala tuvo que insertarse en un plantel lleno de buenos elementos, que unos meses antes había ganado el Torneo metropolitano dejando su huella de buen juego y un seudónimo que por siempre formará parte de la mitología del fútbol argentino: Los asesinos. Entre otras, estaba la seguridad de Carlos Buttice, la jerarquía de Rafael Albrecht, el incesante despliegue de Alberto Rendo y Roberto Telch, más el poder goleador de un tridente que pasó a la historia: Pedro González, Toti Veglio y Lobo Fischer.

Formación de Argentina en el Mundial 74: Francisco Sa, Enrique Wolff, Rubén Ayala, Daniel Carnevali, Roberto Telch.  Abajo: René Houseman, Carlos Babington, Héctor Yazalde, Mario Kempes, Roberto Perfumo y Ramón HerediaFormación de Argentina en el Mundial 74: Francisco Sa, Enrique Wolff, Rubén Ayala, Daniel Carnevali, Roberto Telch. Abajo: René Houseman, Carlos Babington, Héctor Yazalde, Mario Kempes, Roberto Perfumo y Ramón Heredia

-¿Cómo fue llegar a Primera y compartir plantilla con esos jugadores y ese entrenador?

-La verdad es que fue una gran satisfacción haber formado parte de ese equipo, pero sobre todo haber tenido un magnífico entrenador como el brasileño Tim, un adelantado a su tiempo, completamente innovador. Además, tenía la virtud de saber ver bien el fútbol y detectar la habilidad de cada uno de sus jugadores. Creo que era el ideal para ese momento en San Lorenzo de Almagro.

Hubo un designio entre Ratón y el gol, porque marcó en el primer partido que jugó como titular, el 15 de junio de 1969, ante Gimnasia y Esgrima La Plata. Fueron años en los que San Lorenzo se mantuvo permanentemente en la pelea, con algunos pequeños retoques, pero siempre con la base ganadora de Los Matadores. Así llegamos al glorioso 1972

-¿Cómo recuerdas ese hito de haber sido campeón en el Metropolitano y Nacional?

-Con los chicos que ganaron los dos torneos del 72 formamos un equipazo y siempre lo recuerdo perfectamente: Irusta; Glaria, Cacho Heredia, Rezza y Rosl; Espósito, Telch, Chazarreta; Scotta, Fischer y yo. Esa temporada regresó al club un tremendo goleador como José Francisco Sanfilippo, que tenía unos 38 años y ya estaba cerca de retirarse. Todavía era muy importante debido a su experiencia. La final Nacional fue muy dura ante River Plate en la cancha de Vélez. Ganamos 1-0 con gol de Luciano Figueroa, pero tuvimos que sufrir porque Chazarreta desvió un penal. También recuerdo que tuve que pasar por un control antidoping, en un momento en el que casi no se hacía. Es que se iban todos mis compañeros y yo seguía ahí esperando poder dar la muestra (risas). Terminé solo y llegué unas cuatro horas después al Gasómetro de Avenida La Plata, donde se desarrollaban los festejos. Hasta el día de hoy se nos recuerda por haber ganado ambos campeonatos y por el estilo de juego.

Muchas veces, en la carrera de los futbolistas, hay partidos en los que se traspasa la barrera del sentimiento, y aquel que es idolatrado por la afición de un equipo se convierte en el ídolo de un pueblo entero. El Ratón se pintó de azulgrana, pero su acuarela futbolística también se vistió de celeste y blanco aquella tarde de octubre del 73, cuando la Selección le ganó a Paraguay en la Bombonera, se clasificó para Alemania 74 y logró regresar al Mundial después de las 8. años.

-¿Qué recuerdos tienes de ese partido y del Mundial?

-Las Eliminatorias fueron muy difíciles, pero logramos clasificar al equipo al Mundial. Quedó en el recuerdo de la afición el partido decisivo ante Paraguay en la cancha de Boca, donde tuve la suerte de marcar dos goles, el primero de penal y el segundo con un disparo fuerte y alto. En el Mundial la cosa se complicó un poco más desde el principio, pero en mi caso particular tuve la suerte de ser titular en los seis partidos y marcar un gol, contra Haití, la tarde ganamos 4-1 y conseguimos el pase. a la segunda fase. No nos fue bien porque había mucha desorganización y poco entendimiento entre los jugadores.

Rubén Ayala con su hijo
Rubén Ayala con su hijo

En ese momento, Ayala ya era jugador del Atletico Madrid, donde destacó y fue uno de los mayores ídolos de la institución. Sin embargo, el comienzo no fue el ideal: “En España encontré un fútbol rústico y difícil, en el que se golpeaba demasiado. Hubo muchas patadas. Pese a ello, la adaptación me costó un poco al principio, pero después viví seis temporadas inolvidables en el club, donde ganamos la Copa Intercontinental ante Independiente. Fueron años espectaculares para mí, en los que gané todo, menos la Champions”.

Con la dirección técnica de Juan Carlos Totó Lorenzo, El Atlético hizo una extraordinaria campaña en la Liga de Campeones 1973/74, donde sólo perdió en la final ante los poderosos Bayern Múnich de Franz Bekenbauer, Sepp Maier y Gerd Müller, entre otros. Pese a ello, el destino había reservado un lugar privilegiado para la selección española, pues los alemanes renunciaron a jugar la Intercontinental por incompatibilidad de fechas y ocuparon ese lugar. Para Ayala fue el primero de sus títulos en el club. El más recordado es el de la Liga 1976/77, en el que se dedicó a una última fecha, nada menos que ante el Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu.

Esos dos partidos contra Independiente fueron muy disputados y le dieron al Atlético una muestra de gloria. Para Ratón Ayala fue un momento de enorme trascendencia, pero fuera de los límites de un campo. En marzo del 75 regresó al país para enfrentar a los Rojos en el partido de ida y allí protagonizó el comercial que lo dejaría instalado para siempre en el imaginario popular. El estadio de River Plate fue el escenario de la publicidad, que comenzó con Ayala en el vestuario, vestido con la indumentaria del Atlético de Madrid y atando sus botas. Luego la cámara lo sigue a través del túnel y él corre por el campo de juego, con su inconfundible cabello ondeando al viento. De cara a uno de los arcos, realizó varias tomas, hasta que llegó el cierre, que quedó en la historia de este comercial filmado por Eliseo Subiela, a la postre director de películas célebres como El hombre mirando al sureste o El lado oscuro del corazón. Ayala pisó el balón en primer plano, mientras el locutor Jorge Vaccari decía: Sin fin, las zapatillas deportivas de los campeones. Cómpralo aquí, porque… Y allí, el Ratón se inmortalizó ante la cámara con su eterna frase “en Europa no se consigue”.

Al momento de jubilarse, canalizó sus conocimientos hacia la dirección técnica, siempre en equipos mexicanos, hasta 1999 cuando sufrió un derrame cerebral debido a un pico de presión. Fue una situación límite de la que pudo salir gracias a una lenta, pero excelente recuperación. Luego tuvo éxitos, sobre todo como segundo entrenador de Alfredo Tena y luego al frente del equipo, siempre en Pachuca.

Después de la pandemia, llegó el momento de jubilarse y ahora disfruta de sus horas en la hermosa ciudad de Acapulco, rodeado de su familia, descansando y vinculado al deporte, la gran pasión de su vida, consumiendo cada partido de fútbol, ​​baloncesto o tenis europeo. Han pasado 50 años desde que dejó el fútbol argentino, pero su recuerdo sigue vivo, por los goles tan gritados en un momento difícil para la selección argentina. Esas conquistas que vino a buscar el Atlético de Madrid en el 73 porque allí, en Europa, no se consiguieron.

Rubén Ayala

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Source: pagasa.edu.vn

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