Web3: la (r)evolución silenciosa que está cambiando nuestras vidas digitales para siempre

Web3: la (r)evolución silenciosa que está cambiando nuestras vidas digitales para siempre

La Web 3.0 nació como una demanda de libertad digital (REUTERS/Tyrone Siu)La Web 3.0 nació como una demanda de libertad digital (REUTERS/Tyrone Siu)

Los grandes cambios tecnológicos siempre traen consigo inmensas (r)evoluciones culturales. Desde la invención de la rueda o la imprenta hasta el futuro cercano con la IA, la evolución y aplicación del conocimiento hicieron una profunda mella colectiva en la sociedad. Sin pretender hacer futurología ni investigar la historia de la civilización, en las últimas tres décadas todos fuimos testigos –y protagonistas– de la poderosa revolución que representó internet.

Pero la web también estaba cambiando y en los últimos años vimos el potencial de blockchain para convertir la internet de la información en la internet del valor. La Web3 (o Web 3.0) nos permite por primera vez reconfigurar la forma en la que nos relacionamos digitalmente y la forma en que nos apropiamos de nuestra identidad y vida digital.

La Web 1.0, Internet, la red de redes, allá por 1995, abrió la puerta a la interconectividad con el correo electrónico y al acceso (in)finito a la información, gracias a los grandes portales y los primeros buscadores. La Web 2.0, la de las redes sociales, nos convirtió a todos en creadores de contenidos y consumidores de contenidos creados por nuestros pares, profundizando la conectividad digital y cambiando para siempre la forma en que nos relacionamos entre nosotros como seres humanos. La penetración cultural de la Web 2.0 fue tan inmensa que ya vimos crecer a un par de generaciones que dan más valor a un me gusta que a un abrazo. Además, la Web 2.0 abrió la puerta a una Internet centralizada e intermediada donde nuestra información personal se convirtió en un bien muy valorado, que entregamos a cambio de algunos servicios “gratuitos” que, silenciosamente, amenazan nuestras propias libertades e individualidades.

Web3 nos permite por primera vez reconfigurar la forma en que nos relacionamos digitalmente y la forma en que nos apropiamos de nuestra identidad y vida digital.

En este contexto, la Web 3.0 nació como una demanda de libertad digital. La revolución cultural, en este caso, fue anterior al avance tecnológico que surgió como consecuencia y como cemento de un movimiento social.

Claves para entender blockchain y las criptomonedas

Hagamos un poco de historia. En 2008, en un mundo asolado por una crisis económica que desenmascaraba oscuros manejos y manipulaciones de un sistema financiero plagado de falsos dogmas, un personaje anónimo –o tal vez un conjunto de personajes– bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, proponen un “sistema de dinero electrónico entre pares” llamado Bitcoin. Esta tecnología, aplicada inmediatamente por un nicho de nerds apasionados por la criptografía y que rápidamente llamó la atención del mundo entero, permitió por primera vez tener la certeza de que algo digital, y por naturaleza replicable infinitas veces, era irrepetible. Que no podía gastarse dos veces, que una vez entregado a un igual dejaba de ser mío, y cuya custodia era responsabilidad exclusiva de su dueño, haciendo tangible algo etéreo. Como algo físico, pero digital. Sólo alguien que haya tenido una criptomoneda en una billetera “autocustodiada” puede entender cómo algo digital puede tener peso. Mi teléfono celular es más pesado cuanto más criptoactivos tengo en él. Gran poder, gran responsabilidad dijo el tío Ben.

Bitcoin es entonces dinero digital y desintermediado. Ethereum emerge poco después como una supercomputadora universal, capaz de escribir reglas para el dinero digital. Un nuevo sistema que permite depositar la confianza y el control de los activos digitales en un programa informático inalterable, en código de programación. Un Bitcoin es intercambiable por cualquier otro Bitcoin, y una de las reglas que se pueden escribir usando Ethereum es darle a cada activo digital una historia única, una representación exclusiva. Un activo no fungible –un token no fungible– conocido por sus siglas NFT.

La Web 3.0 surge de una crisis del fallido status quo económico y se propone, sin querer, como una serie de sistemas que nacen del universo digital para potenciar nuestra individualidad digital y empoderarnos en las comunidades digitales.

En un solo párrafo sentamos las bases de WEB3. Esa web a la que accedemos con nuestra cartera y no con usuario y contraseña, una web repleta de nuevos modelos de aplicaciones en las que somos dueños de nuestra vida digital.

Una solución digital a los problemas digitales.

La Web 3.0 surge de una crisis del fallido status quo económico y se propone, sin querer, como una serie de sistemas que nacen del universo digital para potenciar nuestra individualidad digital y empoderarnos en las comunidades digitales. No sólo podemos gestionar nuestras finanzas sin la intermediación de gobiernos o bancos, sino que también tenemos control –y somos propietarios– de nuevos activos que surgen del propio mundo digital.

Cada vez que un proceso se descentraliza, alguien pierde poder. Solos no podemos luchar contra los sistemas establecidos, pero hoy, como comunidad, crecemos y crece nuestro mensaje de libertad digital, que es igual a la libertad del mundo real. Gracias a Web3 estamos creando una nueva sociedad que hace diez años era prácticamente imposible.

La mejor manera de navegar por este mundo es escuchar a quienes promueven esta tecnología, e incluso a sus detractores. Asistir al evento blockchain más importante de Latinoamérica como LABITCONF puede ser la puerta de entrada a este mundo inagotable. Habrá quien piense que todo es mejor sin tanta intermediación.

El autor es CEO y fundador de Flixxo, fundador de Bluebits e impulsor del espacio Creadores 3.0 en LABITCONF

Web3

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Source: pagasa.edu.vn

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