La historia de Gabriel García Márquez que ilustró Fernando Botero en los años 1960. Los dos artistas más importantes de la Colombia del siglo XX colaboraron juntos en una publicación que combinó lo mejor de la literatura del autor de “Cien años de soledad” con la visión artística del pintor de “Pedrito a caballo”.

La historia de Gabriel García Márquez que ilustró Fernando Botero en los años 1960.  Los dos artistas más importantes de la Colombia del siglo XX colaboraron juntos en una publicación que combinó lo mejor de la literatura del autor de “Cien años de soledad” con la visión artística del pintor de “Pedrito a caballo”.

Diseño de imagen: Jesús Avilés/Infobae.Diseño de imagen: Jesús Avilés/Infobae.

No se puede decir que el escritor Gabriel García Márquez y el pintor Fernando Botero Eran amigos. Cercanos en algún momento, sus figuras se eclipsaban cada vez que se encontraban. Nacidos uno a la orilla del mar y el otro en las proximidades de la montaña, estos dos genios se convirtieron en los personajes más importantes de su generación. Cada uno a su manera, logró trascender las fronteras, llevando consigo el alma y la esencia de Colombia.

Una de las anécdotas más recordadas que une a estos hombres, uno el más grande escritor que haya conocido el país, y el otro su igual en las artes plásticas, se remonta al 12 de septiembre de 1952, cuando en una de sus columnas, mientras trabajaba para la Diario El Heraldo, de Barranquilla, García Márquez se entregó a la obra gráfica de un joven artista que acompañó los versos del poeta antioqueño Carlos Saavedra en su libro Hojas de la patria. En ese momento, Botero era apenas un chico de veinte años y Gabo era un hábil reportero de alrededor de 25.

En su columna, García Márquez elogió la frescura de los trazos de Botero, que si bien parecían ingenuos e infantiles, sorprendían y desconcertaban por la madurez de su concepción. Destacó el contraste entre los versos desgarrados de Saavedra y la visión luminosa y tranquila del mundo que emanaba de los dibujos de Botero.

“Quizás, si fuera necesario decir algo que por su precipitación podría correr el riesgo de ser un disparate, se podría pensar que hay un contraste demasiado fuerte entre el canto desgarrado y terrible de Castro Saavedra y esa visión luminosa y tranquila del mundo que se advierte en los dibujos de Fernando Botero. Tanto antioqueños como ambos jóvenes, ambos alimentados con frijol y maíz, y ambos persiguiendo el mismo objetivo por caminos diferentes y con elementos y recursos evidentemente diferentes”, escribió el autor de Cien años de soledad.

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Ocho años después, García Márquez y Botero colaborarían de forma más directa. El 24 de enero de 1960, el Premio Nobel de Literatura publicó un cuento titulado La siesta del martes en el suplemento Lecturas dominicales del diario El Tiempo. La historia, que luego se incluiría en el libro. El funeral de la Gran MamáIlustraciones destacadas del talentoso pintor.

Imagen del cuento de Gabriel García Márquez publicado por El Tiempo en 1960, con ilustraciones de Fernando Botero.Imagen del cuento de Gabriel García Márquez publicado por El Tiempo en 1960, con ilustraciones de Fernando Botero.

En la primera de las secuencias capturó a la niña y a la mujer con la que comienza la historia. Ambos personajes lucen serios y visten ropas de luto, mientras emprenden la búsqueda de la tumba de un ser querido asesinado en un pueblo de la región bananera. Los contornos voluminosos que caracterizarían la estética de Botero en décadas posteriores ya comenzaban a tomar forma en esta ilustración.

Las ilustraciones de Fernando Botero en el cuento "La siesta del martes", de Gabriel García Márquez.  (Centro Gabo).Las ilustraciones de Fernando Botero en el cuento “La siesta del martes”, de Gabriel García Márquez. (Centro Gabo).

La segunda ilustración de Botero, según un artículo publicado por el Centro Gabo, se centra en la escena en la que Rebeca, una viuda solitaria, mata a Carlos Centeno, un ladrón, disparándole en la nariz con un revólver arcaico.

Las ilustraciones de Fernando Botero en el cuento "La siesta del martes", de Gabriel García Márquez.  (Centro Gabo).Las ilustraciones de Fernando Botero en el cuento “La siesta del martes”, de Gabriel García Márquez. (Centro Gabo).

No era la primera vez que el pintor ilustraba un texto literario y tampoco sería la última. Con muy buena destreza supo retratar las palabras de poetas y ensayistas en la extinta revista Lamp, bajo la dirección del editor Benjamín Villegas; Sus obras han sido portadas de varias ediciones de la obra de García Márquez y en 2023 uno de sus cuadros acompaña la novela más reciente del peruano. Mario Vargas Llosa.

Los lectores de periódicos de aquella época tuvieron el privilegio de disfrutar del encuentro entre estos dos gigantes antes de que la fama y el éxito los dividieran. Hoy ambos son leyendas del arte y la cultura en América Latina. García Márquez dejó una obra invaluable en el campo de la literatura, mientras que Botero lo ha hecho en las artes plásticas. Sin duda, son y serán siempre dos de las mayores figuras del arte del siglo XX.

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Source: pagasa.edu.vn

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