Pedro Rocha, presidente de la RFEF, y Montse Tomé, entrenadora del equipo femenino (Oscar J. Barroso/Getty Images)
Sólo han pasado 12 días desde que Luis Rubiales presentó su dimisión como presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Un paso que tardó 21 días en darse, 21 días desde que se produjo el beso no consentido con Jenni Hermoso tras la histórica conquista del Mundial de Australia. El expresidente intentó afianzarse en su cargo, pero finalmente se vio obligado a abandonar el barco y presentar su dimisión. Eso sí, tras cinco años al frente de la institución, deja una larga estela de fieles, personas en las que confía, que mantendrán El ‘rubialismo’ vivo, al menos, hasta que se lo permitan. Y, entre esas personas, se encuentra el actual presidente de la RFEF, Pedro Rochay el nuevo entrenador de la selección nacional, Montse Tomé.
Pedro Rocha fue el primero de los dos en asumir su nuevo cargo, hasta entonces al frente de la Federación extremeña, después de que la FIFA anunciara la suspensión cautelar de Luis Rubiales. Una situación que el propio expresidente de la Federación sabía que iba a llegar, sabía que tarde o temprano lo sacarían de su cargo y por eso trazó un plan: dejar todo atado para que Pedro Rocha pueda ser su sucesor. Para ello decidió fulminar al resto de vicepresidentes salvo al extremeño. Así se concibió su ascenso: “De acuerdo con lo establecido en los Estatutos de la RFEF, el vicepresidente adjunto de la Presidencia, Pedro Rocha Junco, asume la presidencia interina durante este período”, se lee en el comunicado de la Federación. Un plan sin fisuras, tras su dimisión sería Rocha quien lo sustituyó y así fue. El extremeño asumió el cargo.
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Con Rocha al frente de la Federación, el espíritu del ‘rubialismo’ seguiría vivo. O eso debió pensar el propio Rubiales a la hora de diseñar su estrategia. La primera pieza de su rompecabezas ya estaba situada y, nada menos, que al frente de la Federación. El siguiente sería el del entrenador, dado que Jorge Vilda llevaba un tiempo en la cuerda floja y había caído el único hombre que lo mantenía en el cargo (Rubiales), quien no sólo lo retuvo, sino que incluso le prometió una renovación por cuatro. más temporadas. a razón de medio millón de euros al año. Pero, el apoyo de Vilda al expresidente de la RFEF durante la cruzada con los jugadores acabó acabando con su situación, y en lugar de favorecer su situación (como probablemente pensó en un principio) para seguir al frente de la selección, provocó todo. de lo contrario.
Montse Tomé al frente de la selección
Así, el pasado 5 de septiembre Rocha tomó la decisión y la Federación la ejecutó, publicando un comunicado en el que anunciaba el despido del técnico, a quien agradecían los servicios prestados por su profesionalidad y dedicación durante todos estos años, deseándole el mejor futuro los mejores éxitos. En su lugar pusieron a la segunda al mando de Vilda, Montse Tomé. Luis Rubiales también había depositado su confianza en el ahora seleccionador nacional, a quien incluso le prometió el puesto de director deportivo de la selección. Una promesa que hizo junto a la renovación de Vilda, aunque al final no fue ni lo uno ni lo otro.
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Con la confianza de Rubiales y, por tanto, también la de Rocha, Tomé asumió el cargo. Una decisión que marcaría “una nueva etapa” y pondría “el contador a cero”. Pero, no pudo negar que por sus venas corría sangre del ‘rubialismo’ y así lo dejó ver durante su primera intervención ante la prensa, apenas 13 días después de asumir el cargo. El 18 de septiembre, la nueva técnica emitió la lista de convocados para los partidos de clasificación para los Juegos Olímpicos de París 2024 y, para sorpresa de todos, incluía a los jugadores que se habían negado a vestir la camiseta roja hasta la celebración de los partidos. cambios. Es decir, durante su primera rueda de prensa ya había puesto a todo el equipo en su contra y había demostrado de qué lado estaba. El “contador a cero” y la “nueva etapa”, por tanto, cayeron en oídos sordos.
Aunque el nuevo entrenador parece que tendrá poca vida en el puesto, lo que dure la convocatoria internacional. Mientras que Rocha permanecerá en el cargo al menos hasta que se realicen elecciones al interior de la Federación y, aún así, aún podría seguir ocupando el trono si decide presentarse como candidata y resulta elegida. Es decir, todavía hay ‘rubialismo’ para rato.
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