5Cuando Montoneros quiso enseñarle a Perón cómo debía ser el peronismo: “Operación Traviata” y el asesinato de Rucci

5Cuando Montoneros quiso enseñarle a Perón cómo debía ser el peronismo: “Operación Traviata” y el asesinato de Rucci

Rucci fue asesinado a las doce y diez del mediodía de aquel martes de hace cincuenta años, cuando se disponía a subir al auto que lo llevaría al Canal 13 para grabar un mensaje sobre los resultados de las elecciones.Rucci fue asesinado a las doce y diez del mediodía de aquel martes de hace cincuenta años, cuando se disponía a subir al auto que lo llevaría al Canal 13 para grabar un mensaje sobre los resultados de las elecciones.

José Ignacio Rucci fue un personaje del que ni siquiera se podía hablar hace quince años, en 2008, cuando publiqué mi libro Operación Traviata. Un provinciano de familia muy pobre que solo había llegado al quinto grado, un sindicalista peronista, un tipo de derecha, un facho. No tuvo buena prensa porque lo políticamente correcto era escribir sobre víctimas de la dictadura o de escuadras de extrema derecha como la Triple A; nunca sobre personas tan oscuras que bien podrían haber sido “ejecutadas” por los militantes angelicales de los años setenta.

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En realidad no estaba claro quién lo había matado, pero sí se sospechaba de Montoneros, el guerrillero que en 1973 Su intención era enseñarle al propio Juan Perón cómo debería ser el peronismo.. Y eso fue suficiente para que Rucci fuera excluido de los protagonistas de la historia sobre la que los periodistas teníamos que escribir. Hebe de Bonafini, líder de Madres de Plaza de Mayo, lo dijo claramente: “Rucci era un asesino que mató a muchos niños y mandó a otros a la muerte porque los denunció”.

Y si Hebe lo señalaba, había que permanecer firme. No se trataba de que el autor de un libro sobre el asesinato de Rucci también se viera afectado por el infame estigma que pesaba sobre la memoria del ex secretario general de la CGT, para colmo un sindicalista muy leal al general Perón.

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Ese año se cumplió el trigésimo quinto aniversario del asesinato de Rucci, el 25 de septiembre de 1973, que interrumpió de manera bastante abrupta las celebraciones populares por la victoria de Perón, dos días antes, con más del 61 por ciento de los votos y en primera vuelta.

Rucci fue asesinado a las doce y diez del mediodía de aquel martes de hace cincuenta años, cuando se disponía a abordar el Torino rojo de la CGT que lo llevaría al Canal 13 para grabar un mensaje sobre los resultados electorales. Un comando montonero encabezado por Julio Roqué, Lino, el mejor cuadro militar de la guerrilla peronista, le tendió una emboscada desde una casa vecina de la avenida Avellaneda al 2900, en el barrio de Flores.

"Operación Traviata" se convirtió inmediatamente en un best seller, que relanzó la labor investigativa periodística y abrió la puerta a libros que cuestionaban el paradigma instalado por el kirchnerismo en los años setenta.“Operación Traviata” se convirtió inmediatamente en un best seller, que relanzó la labor investigativa periodística y abrió la puerta a libros que cuestionaban el paradigma instalado por el kirchnerismo en los años setenta.

Perón acababa de regresar al país después de casi dieciocho años de exilio. Rucci se había convertido en uno de sus principales hombres de confianza porque desde el mando de la CGT garantizó la fidelidad de los sindicatos al acuerdo económico y social firmado con los empresarios, que fue la piedra angular del peronismo para bajar la inflación, atraer inversiones, aumentar la producción y generar empleo.

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Además, Perón quería mucho a Rucci. Tanto es así que al asistir al velorio del dirigente sindical al día siguiente, el presidente electo lloró frente a su féretro y regaló a los periodistas una frase que haría historia: “Esas balas eran para mí; me cortaron las piernas”.

Al principio, Perón quiso creer que los Montoneros no habían sido los asesinos de su fiel Rucci. Pero pronto se dio cuenta de que había sido la “juventud maravillosa” a la que tanta cuerda le había dado cuando su prioridad era forzar la dictadura del general Agustín Lanusse a una salida electoral sin proscripciones.

El ataque contra Rucci, su “ejecución” según el léxico montonero, fue un mensaje claro para Perón: Para gobernar tuvo que volver a tenerlos en cuenta en la distribución del gobierno y del poder.. No más seguir apoyándose en su ala derecha, formada por la tan odiada “burocracia sindical”, de la que la víctima fue su máximo exponente.

José Ignacio Rucci yace sin vida en la acera de la calle Avellaneda al 2900, entre Avenida Nazca y calle Argerich.  Lo mataron de 25 balazosJosé Ignacio Rucci yace sin vida en la acera de la calle Avellaneda al 2900, entre Avenida Nazca y calle Argerich. Lo mataron de 25 balazos

Resultó ser un enorme error de cálculo de los Montoneros porque Perón no se dejó presionar; El conflicto alcanzaría su punto culminante el 1 de mayo de 1974 en el acto por el Día de los Trabajadores en la Plaza de Mayo.

Sin que nadie lo esperara, Operación Traviata se convirtió de inmediato en un best seller, que relanzó la labor investigativa periodística y abrió la puerta a libros que cuestionaban el paradigma instalado por el kirchnerismo en los años setenta. Y La Justicia reabrió el caso Ruccique había estado dormido durante veinte años.

La Operación Traviata instaló en la conversación pública que la militancia idolatrada por el kirchnerismo también mató, también dejó viudas y huérfanos, también violó derechos humanos, y por frío cálculo político, se embarcó como estaba en lo que llamó “una guerra popular y prolongada” para tomar el poder y hacer realidad sus sueños de una revolución socialista o comunista.

Para mí, eso no significó negar la represión ilegal y sistemática de la dictadura o los crímenes de los escuadrones de extrema derecha. Tampoco equipara el terrorismo de Estado con el terrorismo civil. No eran dos demonios, como predicaba el alfonsinismo en los años ochenta, pero la teoría del kirchnerismo sobre ángeles y demonios tampoco era cierta..

Juan Domingo Perón con José Ignacio Rucci, en la residencia de Gaspar Campos.  Tras la muerte del sindicalista, el líder del movimiento dijo: "Esas balas eran para mí, me cortaron las piernas" (Cortesía O. Agosto)Juan Domingo Perón con José Ignacio Rucci, en la residencia de Gaspar Campos. Tras la muerte del sindicalista, el líder del movimiento dijo: “Esas balas eran para mí, me cortaron las piernas” (Cortesía O. Agosto)

Fue sólo un libro periodístico sobre un hecho del pasado reciente sobre el que nadie escribió, buscando todas las fuentes posibles, respetando las declaraciones de los protagonistas, reconstruyendo el contexto histórico para entender -nunca justificar- lo que la víctima y sus asesinos tenían en sus cabezas.

La repercusión se debió a que una parte de la sociedad se había cansado del cuento setentero inaugurado por Néstor Kirchner al inicio de su presidencia, en 2003. Necesitaba ampliar su apoyo en las grandes ciudades y tomó la bandera del organizaciones de derechos humanos. contra el terrorismo de Estado de la dictadura. Por supuesto que era -sigue siendo- una bandera contaminada, a favor de los revolucionarios de los años setenta.

Apenas instalado en Buenos Aires, Kirchner comenzó a reivindicarse como legítimo heredero de los militantes que habían sido diezmados en aquellos años de liderazgo, pero cuyos ideales de liberación, justicia e igualdad iban a ser realizados por él durante su gobierno. .

Kirchner lo explicó en 2008 en un encuentro con sus intelectuales de Carta Abierta: “Venimos de una derrota muy dura. Pero, después de muchos años de resignación, de movilización, de ética, los jóvenes quieren saber de qué se trata y podemos tomar los temas pendientes.

Juan Domingo Perón, el domingo 23 de septiembre de 1973, día de su tercera toma de posesión presidencial.  El martes, dos días después, se produjo el atentado contra Rucci.Juan Domingo Perón, el domingo 23 de septiembre de 1973, día de su tercera toma de posesión presidencial. El martes, dos días después, se produjo el atentado contra Rucci.

En esa reescritura de los años setenta, Kirchner contó con tantos periodistas, historiadores, artistas, productores, guionistas y directores que lo ayudaron a difundir la nueva historia oficial a través de una parafernalia generosamente financiada de artículos, libros, programas de televisión, documentales y películas. por el aparato estatal.

Los colaboradores del príncipe patagónico no sólo se llenaron los bolsillos, sino que automáticamente se sumaron al bando del bien, el progresismo, que vino a vengar a la “generación diezmada” por la conjura de los siempre enemigos de la Patria: militares y policías. armas armadas de la oligarquía criolla; los sindicalistas traidores; la clase media cipayo y el imperialismo yanqui.

A Kirchner le fue muy bien y en los dos niveles que le interesaban: votos y dinero, los dos lados de la política, para él. Votos para acumular dinero; dinero para conseguir votos. Un círculo virtuoso.

Ese giro a la izquierda sorprendió a quienes lo conocieron de su época como gobernador de Santa Cruz. “La izquierda te da privilegios, Ramoncito”, le explicó al senador misionero Ramón Puerta cuando le preguntó por sus nuevos amigos.

Resultó que las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo constituyeron tu principal escudo ético ante las frecuentes denuncias de medios y oposición sobre presuntos casos de corrupción y enriquecimiento ilícito.

Ángeles y demonios, buenos y malos; En política, la historia es siempre una metáfora del presente.

José Ignacio Rucci Montoneros Operación Traviata

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Source: pagasa.edu.vn

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