4El “Tyson” del jiu jitsu brasileño es argentino y asusta a sus 17 años

4El “Tyson” del jiu jitsu brasileño es argentino y asusta a sus 17 años

Gianluca Oporto, el “Tyson” del jiu jitsu brasileño

Hay una “bestia” suelta en el jitsu brasileño (BJJ, por sus siglas en inglés), un joven que luce muy bien en un deporte sin mucho apoyo y no tan popular en Argentina, pero que viene creciendo desde hace años. A sus 17 años -recién cumplidos-, Gianluca Porto Podrás mostrar números sorprendentes y logros de tus habilidades. Basta decir que Mide 1,95 metros y pesa casi 110 kilos. y que acabó con rivales más veteranos y experimentados en apenas unos segundos.

Pero no sólo eso. Habiendo participado y ganado el Copa Podio en Brasil, donde esta disciplina es sagrada e hiperprofesional, hizo que varios maestros de BJJ se concentraran en él para entrenarlo, para que pudiera hacer carrera en esa disciplina. Pero eso aún está por verse. Aunque cuenta con el apoyo incondicional de sus padres, sus allegados lo advierten: primero tiene que terminar la secundaria.

“Me encantaría vivir de esto, ya sea como profesor o competidor. Realmente me apasiona, pero tengo que estudiar. Terminar la secundaria es lo básico. Después de estudiar algo me gustaría hacer la carrera de educación física o algo así. La vida deportiva tiene un tiempo determinado, llegas a los 28 o 30 y ya está todo cortado. Si te rompes una rodilla o algo así, te paran y luego tardas medio año en recuperar el ritmo. Y si no sirves, te descartan”, dice Gian, con los pies en la tierra.

El chico habló con Infobae junto a Maximiliano Olmedo, su entrenador de la academia SFFT-SUR Jiu Jitsu, de la ciudad de Santa Fe, quien vio su potencial desde el primer día que pisó el tatami (tapete donde se practican las artes marciales).

Tuvieron que pedirle que lo registraran como mayor de edad, porque los juveniles no querían pelear contra él.Tuvieron que pedirle que lo registraran como mayor de edad, porque los juveniles no querían pelear contra él.

Familia numerosa y barrio “picante”

Gianluca es el menor de nueve hermanos. Su padre tiene cuatro hijos con su anterior pareja y cinco con su madre. Hubo un tiempo en que siete hermanos vivían bajo el mismo techo en el barrio Santa Rosa de Lima, en la ciudad de Santa Fe, donde creció en una “casa gigante con un quilombo bárbaro”, como él la define.

“Aquí en Santa Fe, casi todo el cordón occidental son barrios humildes, quizás también picantes. Es un barrio peligroso. Gracias a la educación de mi padre y de mi madre, que no me dejaban estar con determinadas personas o que siempre estaba con ellas, salí airoso”, destaca.

Y así lo reafirma también su entrenador: “Cuando la educación es marcada se nota. Hablas un ratito con él y puedes ver de dónde viene, cómo son sus padres. Está en buena compañía”. “Impresiona por su tamaño y por cómo pelea, pero lo que no se ve es la dedicación que le pone, y es bueno que sepas el esfuerzo y lo dedicado que es”, define Olmedo.

Según el propio Gian, En su casa nunca hubo lujos pero tampoco le faltó de nada. Y ahora, incluso con sus padres separados, su situación económica es mucho mejor gracias a sus esfuerzos. “Tengo un abuelo que tiene ojos verdes y, como estábamos en mal estado económico, mi papá decía que si comíamos calabacines nos saldrían ojos verdes. Se ve que era tacaño y enviamos los calabacines crudos”, recuerda con gracia.

Él no trabaja, sólo Se dedica a estudiar y formarse. Hizo un curso de barbería e incursionó en ello con uno de sus hermanos, pero fue sólo temporal. “Quería tener mi dinero porque no me gusta pedírselo a mis padres. Siempre me dan lo que quiero, pero no me gusta”, se queja.

Gianluca Oporto con Olmedo, su entrenador. Gianluca Oporto con Olmedo, su entrenador.

La invitación que cambió su vida

Gianluca practica BJJ desde que tenía 14 años. Fue llevado por otro de sus hermanos cuando en una ronda familiar de mate le ordenó: “Prepara algo de ropa de entrenamiento porque vamos a hacer jiu jitsu”.”. “Lo miré fijamente… pero dije ‘vámonos’. Era un viernes, nunca lo olvidaré. Todos en clase me golpearon. El lunes me preguntó: ‘¿Vamos?’ Y a partir de ahí no paré”, recuerda.

“Me encanta cómo el BJJ te hace cambiar de opinión. Él te enseña, más allá de la lucha, a ver la vida desde otro punto de vista. Por ejemplo, en una pelea si estás en una posición desventajosa o estás siendo sometido, no tienes por qué desesperarte y buscar la salida más efectiva. Creo que en los entrenamientos, como en la vida, pasa lo mismo. Para un poco, piensa las cosas y hazlas”, define el joven.

Rápido y con ojo entrenado, Olmedo rápidamente se dio cuenta de que el chico tenía talento. “Con Gian, obviamente, lo primero que ves es su físico imponente. Pero tiene una virtud y es que puede mover su cuerpo con facilidad, como si fuera una persona de 70 kilos. Cuando llegó y lo vi le dije a Lobo (el hermano que lo llevó) ‘tráelo todos los días y deja de hacer tonterías’”, cuenta el entrenador.

Gianluca no conoce la derrota en BJJ con kimono (el uniforme para entrenar y competir). De hecho, la única vez que perdió en competición fue en una disciplina similar al BJJ, pero en una modalidad definida como “nogi” (lucha sin kimono), donde no hay puntos. Estuvo en la competencia denominada Eddie Bravo Invitational (EBI), en honor a su creador.

Gianluca Oporto, el “Tyson” del jiu jitsu brasileño

Hubo muy pocos detalles antes. Adrián Becerra, una “faixa preta” experimentada (cinturón negro). En este modo hay diez minutos de combate y es para acabar con el oponente. Como ninguno terminó, en la prórroga Gian se le escapó a su rival en 16 segundos y al otro en 10, esos seis segundos fueron su única derrota.

Este es un ejemplo de su talento: ser cinturón azul (tres ante el negro), la “Bestia” santafesina pelea y compite de igual a igual con quienes pueden presumir de años de batallas. ¿Y los de tu categoría? Ellos tienen miedo.

Olmedo asegura sobre los primeros pasos de su pupilo: “Se enganchó bien. El primer torneo fuimos a Pilar y lo hizo en juveniles. No me creyeron que tenía 15 años. Los dos primeros torneos a los que asistió los compitió como junior. Después Tuve que pedirles que lo escribieran para adultos, porque los juveniles no querían pelear contra él”.

Dijeron que en el primer Abierto Argentino que compitió lo hizo, lógicamente, con cinturón blanco. “Le dije al organizador que tenía un pequeño problema: un chico con ese físico y que tenía 15 años. Dije: ‘Necesito que lo escribas cuando seas adulto’”dice Olmedo.

La organización le pidió que lo reconsiderara, ya que un niño de esa edad compitiendo con adultos podía ser peligroso. “Les dije que sí, que lo íbamos a hacer y que me dejaran estar cerca del tatami ya que, si había algún problema, yo mismo paraba la pelea. Tenía miedo. Pero Con la autorización de su padre y de su madre, lo anotamos como mayor de edad: “Hizo cuatro peleas y las terminó todas”, dice sobre esa primera experiencia.

Luego vino la racha que reafirmó todo lo visto. Fue a un torneo en Pilar y también terminó sus dos peleas; luego a Córdoba y liquidaron a todos. “Allí no me quedó más remedio que darle el cinturón azul, antes de la Copa Podio aquí. Lo anotamos en adulto y en azul. Allí tuvo nueve peleas que ganó en todas: seis las terminó y las demás por puntos. Hizo cuatro en categoría y cinco en la absoluta. El organizador me dijo: ‘¿Me llamabas para cuidarlo? Tenemos que cuidarnos’”, bromeó sobre esa anécdota.

Gianluca Oporto con su familiaGianluca Oporto con su familia

Dolores en el cuerpo y reconocimiento.

Desafortunadamente para Gianluca, no todo es un cuento de hadas en su vida deportiva. Durante la pandemia creció mucho y el famoso “estirón” dejó huellas en su cuerpo. Desde hace unos meses debe Se encuentra realizando sesiones de kinesiología por diferentes dolencias de rodilla, tendinitis en el hombro y otras articulaciones.

Sin apurarlo demasiado, en agosto volvió a entrenar tras dedicarse de lleno a la recuperación. Él y Maxi piensan llegar en óptimas condiciones para regresar en octubre.

“Los médicos me dijeron que crecí mucho en poco tiempo. Durante la pandemia tuve un crecimiento terrible y, al no haber realizado ningún tipo de actividad física, mis articulaciones no se asentaron del todo. Me hice kinesiología, resonancias de tobillo, todo”, detalla.

“En un día normal me levanto por la mañana, voy al gimnasio de mi hermano, él me prepara mi plan físico y, cuando termino, vuelvo a casa y voy al colegio hasta las 6 de la tarde. Cuando salgo, vuelvo a casa. , preparo mi bolso para ir a entrenar y a las 7 de la tarde salgo. Generalmente entrena con 19 pesos y luego BJJ hasta las 21:30, dice Gian.

Como él dice, En el ambiente nacional del BJJ, los chicos lo reconocen. “Me hice amigo de algunos que siempre te encuentras en los torneos. Me ven y me levantan: ‘Ya me tienes como bisnieto’, lo dicen porque a lo mejor ya le he ganado a alguien como cuatro veces’”, afirma. “Algunos piden fotos”, añade Olmedo.

“Hoy en BJJ se estudia todo y ya sabes cómo van a ser las peleas. Gian entra muy decidido y la mayoría acaba rematándolos. Es Tyson: Termina la pelea en 20 o 30 segundos y casi siempre lo hace rápido. Entonces ya lo localizan, lo conocen. Siempre intentamos apostar por algo nuevo. Las estrategias son buenas, miramos quién va a pelear y pasa”, dice el mestre (maestro).

Olmedo "Gianluca termina la pelea en 20 o 30 segundos, y casi siempre lo hace rápido".Olmedo “Gianluca termina la pelea en 20 o 30 segundos, y casi siempre lo hace rápido”.

Dijeron que en el gimnasio trabajan al lado de un hogar de niños, donde allí entrenan siete niños. “Cuando ven a Gian lo saludan, le dicen ‘eres genial, quiero pelear como tú’. Yo digo que los buenos ejemplos son los que son contagiosos. Lo ven ganar, lo ven someter a sus rivales, que gana medallas y que el deporte va de la mano con la educación. Intentamos llevar a los niños allí. Él es un ejemplo de eso. Es bueno que los chicos tengan esa visión de él”, define Olmedo.

“Hablo con ellos y les digo que se porten bien. Les tengo mucho aprecio. Quizás no sé mucho cómo lidiar con ellos porque también soy un chico, pero me encanta tener esa relación. Los niños me dicen que tengo talento, pero eso sólo llega hasta cierto punto. Llega un momento en el que si no entrenas, te quedas. “Ambos tienen que ir de la mano”, afirma Gianluca, con una madurez sin precedentes. Y concluye: “Maxi siempre me exige un perfil básico, al almacén no entran prepotentes, ahí todos somos de perfil bajo”.

Gianluca Porto

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Source: pagasa.edu.vn

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