1Tiene las siliconas que desataron un escándalo mundial y todavía no logra quitárselas: “Me despierto sintiendo que me muero”

1Tiene las siliconas que desataron un escándalo mundial y todavía no logra quitárselas: “Me despierto sintiendo que me muero”

Romina fue operada a los 24 añosRomina fue operada a los 24 años

Era una mañana del año 2010, Romina tenía la televisión encendida de fondo cuando escuchó la noticia. La máxima autoridad sanitaria de Francia había emitido una alerta mundial: tras una serie de denuncias, había confirmado que una empresa llamada PIP (Poly Implant Prothèse) llevaba una década rellenando sus implantes mamarios con silicona industrial, es decir, un producto 90 % más barato que la silicona médica y no apto para uso en humanos.

La investigación se había iniciado porque habían detectado un aumento inusual en el número de roturas en esa marca de implantes. En muchos casos, además, la silicona se había filtrado, migrado por el cuerpo de estas mujeres y provocado inflamación de ganglios, infecciones, fiebre crónica e incluso embolias. De hecho, al año siguiente, una mujer de 53 años con antecedentes de rotura de prótesis PIP murió de cáncer de mama.

“Estaba escuchando las noticias y me rompí. Mi presión arterial bajó, comencé a sudar frío, todo mi cuerpo temblaba”, cuenta. Infobae Romina De Antueno, quien en ese momento estudiaba enseñanza de danza árabe y todavía creía que podría dedicar su vida a ser bailarina profesional.

Estaba estudiando enseñanza de danza árabe.Estaba estudiando enseñanza de danza árabe.

Romina agarró una silla y logró sentarse. No necesitó ir a buscar la pegatina porque se lo había pedido expresamente: los implantes mamarios que se había colocado dos años antes, cuando todavía tenía 24 años, eran de esa marca.

En los medios mundiales se habló de la Adulteración de al menos 1.000.000 de prótesis mamarias fabricadas entre 2001 y 2010 por la empresa PIP.. Entonces, desde entonces, miles de mujeres decidieron regresar al quirófano (incluso aquellas a las que no las tenían rotas): algunas tuvieron explantes y no se pusieron nada, otras reemplazaron las PIP por prótesis de otras marcas.

Pero Romina no pudo, y no sólo porque la noticia la dejó paralizada: “Él no tenía dinero volver a operarme, ni estaba en condiciones psicológicas para volver a entrar a un quirófano”, dice ahora desde Mar Chiquita, donde vive.

Una prótesis PIP rota y extraída de un paciente (EFE/Bruno Bebert/Archivo)
Una prótesis PIP rota y extraída de un paciente (EFE/Bruno Bebert/Archivo)

Pasaron 13 años desde aquella mañana de espaldas al televisor y aún los conserva, lo que le provocó un impacto psicológico devastador. Ahora, sin embargo, acaba de unirse a una campaña llamada “Aún tienes tiempo”: un llamado a los argentinos afectados a sumarse a un nuevo mega demanda internacional para buscar reparación económica.

Tú eres feo

“¿Por qué me operaron?” Romina pregunta en voz alta, y cuando toma aire para comenzar a responder, queda claro que no había un solo motivo.

“Crecí con una hermana que siempre me decía que no iba a lograr nada porque era fea. Yo era una niña, eso me dolió y siempre. Tenía ese complejo de sentirme feo, menos que el resto.”, comienza, ahora que es una mujer de 40 años puede verlo desde cierta distancia.

"Tenía este complejo de sentirme fea", dice.“Tenía este complejo de sentirme fea”, dice.

Cuando era adolescente, Romina comenzó a bailar danzas árabes. Aunque nadie se lo dijo explícitamente, su cuerpo tenía, digamos, “un problema”: Pesaba 45 kilos, no sólo era muy delgada sino “plana”. Las bailarinas profesionales de ese estilo, por otro lado, usaban sujetadores de talla grande, movían caderas carnosas, se suponía que eso era lo divertido.

“Esto todavía sucede hoy, no seamos hipócritas. Por más linda que bailaba, frente a otra chica que bailaba igual pero tenía un bra talla 120, obviamente contrataron a la otra”, sostiene.

Romina reunió el dinero y el 14 de febrero de 2008 ingresó al quirófano. “Tenía mucho miedo de someterme a una cirugía estética pero las ganas de sentirme aceptada eran más fuertes”reconocer.

Además, de los medios de comunicación salió un modelo de cuerpo ideal.

Durante sus años como bailarinaDurante sus años como bailarina

“Las chicas que estaban a la moda eran Luciana Salazar, Karina Jelinek. Le pedí al cirujano esa medida, ser como ellos”. Romina salió entonces del quirófano con un cuerpo de 45 kilos y un sujetador talla 95 (no era talla 100 porque tenía la espalda diminuta).

Cuando el cirujano plástico le habló de las PIP texturizadas – “las mismas que ella había usado” – Romina pensó que estaba bien. Se los pusieron dos años antes de que estallara el escándalo mundial.

Esa mañana de 2010, sin embargo, cuando escuchó la noticia, Ya tenía ese cuerpo que había anhelado, pero su vida ya no era la que era.

Era muy delgada y tenía una prótesis talla 95.Era muy delgada y tenía una prótesis talla 95.

“Mi hermano había sido asesinado hace muy poco tiempo. Fue un hecho muy traumático para mí, nos enteramos por televisión”, se desmorona.

Carlos Nahuel De Antueno, su hermano, era policía y fue asesinado cuando intentaba detener a dos delincuentes que huían tras haber asaltado un negocio en Villa Crespo. Tenía 34 años y un hijo de 8 años. La imagen de la joven viuda y el bebé en el funeral fue difundida en los medios de todo el país.

“Así que cuando me enteré de los PIP estaba en pleno luto, no estaba en condiciones de volver a entrar a un quirófano”, afirma. “No fue un descuido o que quería dejarlos por superficial, porque me importaba más la belleza. No quería saber nada más, no podía”.

No todas las prótesis de esa marca estaban adulteradas, había sido un lote específico. La recomendación fue no correr a sacarlos sino a controlarlos, pero muchos los sacaron de todos modos, no querían vivir con la duda.

Después del crimen de su hermano, Romina quedó al cuidado de su madre y abandonó la profesión docente. No tenía trabajo y una nueva operación estética le costó entre 3 y 4 mil dólares.

Estoy muriendo

“No fue un descuido, antes no podía hacerlo”, afirma hoy

No fue posible conseguir las PIP pero seguir viviendo con esas prótesis la salud mental dependía de él.

“Tenía una sensación de muerte inminente. Me despertaba en las noches sintiendo que me moría, todavía me pasa: Me despierto ahogado gritando ‘me muero, me muero’“, se pone triste. “Es también no saber qué me puede estar pasando, cómo lo que todavía tengo dentro puede afectar mi salud”.

Fue la muerte de Silvina Luna -“pero también su calvario”- lo que revivió todos los fantasmas. Así que el mes pasado finalmente tomó la decisión y acudió al Hospital Alende de Mar del Plata.

“El cirujano me dijo ‘Eso que tienes es veneno’, que existe riesgo de cáncer y que la silicona migra y causa otros daños. Es un hospital público así que estaba en lista de espera para que me los quitaran”.

"Él“Es veneno”, le dijo el cirujano.

El cirujano le advirtió que la piel iba a quedar muy estirada cuando le quitara los implantes, pero la decisión está tomada: “Definitivamente no me voy a volver a poner nada. Perdí las ganas de ser bonita. “Prefiero estar sana y sin tetas, que bonita y enferma”.

A lo largo de todos estos años se abrieron varios frentes legales. La justicia comercial francesa condenó a TÜV Rheinland (la certificadora alemana que había realizado el control de calidad y garantizado que los PIP eran perfectos) por los daños físicos y psicológicos causados ​​a 1.500 usuarios. Se les concedió una indemnización provisional de 3.000 euros cada uno. Al mismo tiempo, se abrió la posibilidad de que las mujeres afectadas en el extranjero puedan reclamar.

En 2016, un tribunal penal de Marsella condenó al propietario de PIP, Jean Claude Mas, y a cuatro directores de la empresa a penas de prisión de hasta cuatro años por “fraude y engaño agravados”, y ordenó el pago de indemnizaciones a las víctimas. El dueño de PIP murió en 2019 por lo que cumplió una breve condena.

Jean-Claude Mas, fundador de Poly Implant Prothese (PIP).  Foto REUTERS/Jean-Paul Pelissier/Foto de archivoJean-Claude Mas, fundador de Poly Implant Prothese (PIP). Foto REUTERS/Jean-Paul Pelissier/Foto de archivo

¿Qué hay de nuevo ahora? Como la certificadora TÜV sigue siendo una empresa líder con actividad en 60 países y una facturación de 2.500 millones de dólares anuales, las quejas se dirigieron hacia ella. Y después de la demanda colectiva inicial, se iniciaron otras.

En esa ventana de oportunidad, una campaña llamada “Aún tienes tiempo”creado por una abogada francesa -Déborah Gignoli Roilette, del despacho DGR- que vivió mucho tiempo en Argentina y también representa a víctimas de otros países.

Lo que buscan es que “Los argentinos que tengan implantes PIP pueden sumarse a una demanda internacional en Francia para recibir una compensación económica por ser víctimas de esta estafa y que los implantes que tienen se los puedan quitar lo antes posible, y eventualmente reemplazarlos por otros”, explicaron a Infobae desde la campaña.

Romina no se había sumado a ninguna demanda anterior porque no tenía dinero para pagar el patrocinio legal, pero se sumó a esta causa -destaca- porque no tenía que pagar nada.

Ahora se sumó a la campaña “Aún estás a tiempo”Ahora se sumó a la campaña “Aún estás a tiempo”

“Pasé todos estos años sin contarle a nadie lo que me estaba pasando”, se despide. “Ya terminó, no puedo seguir paralizado por el miedo. Toda mi vida tuve que explicar por qué era flaca, por qué no tenía tetas, dentro y fuera de la familia. Suficiente, No me importa como resulte“Ahora voy por mi salud”.

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Source: pagasa.edu.vn

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